Un terremoto está azotando a Puerto Rico, y no me refiero a uno de esos fenómenos geológicos que el planeta Tierra usa para disipar energía. No, lo que está pasando en PR es un terremoto político. El gobierno federal, porque hay que recordar que a pesar de toda la mentira autonomista PR sigue siendo una colonia a la antigua, acusó através de su Fiscalía de Distrito en la Isla al Gobernador Aníbal Acevedo Vilá. De los 27 cargos en el pliego de acusaciones 19 están dirigidos contra Acevedo Vilá. Y no son acusaciones baladíes. Son acusaciones por delitos graves relacionados al financiamiento de sus campañas electorales del 2000 (cuando ganó la elección a Comisionado Residente en Washington, una especie de convidado de piedra que los americanos aceptan recibir como miembro sin voz ni voto del Congreso) y del 2004 (lo que lo llevó, por muy pocos votos de diferencia sobre su rival Pedro Roselló, a la gobernación). El peor resultado posible le acarrearía a Acevedo Vilá veinte años en la carcel.
Así que tenemos a un Gobernador profundamente impopular (a pesar del nombre de su partido, el Partido Popular Demócratico) que está acusado de delitos graves por la maquinaria jurídico-policiaca de la metrópoli colonial. Y lo mas triste es que es por una vulgar forma de ratería de cuello blanco, no por una defensa por principios del país frente a los exabruptos y negligencia de Washington hacia PR. En otras palabras, no hay manera (aun si quisieramos, que realmente no queremos) de apoyarlo con la conciencia clara. Un tipo que aprovecha su cargo público para agenciarse trajes de diseñador de $3000 y operaciones estéticas no merece mucha pena, aunque sea la policia del "Imperio" las que se lo esté llevando al infierno.
Lo mas irónico de todo esto es que Acevedo Vilá, a pesar de su juventud (45 o 46 años), siempre se ha caracterizado por ser uno de los mas acérrimos y conservadores defensores del actual, y ya insostenible, status quo colonial. Su inmobilismo, y el de su Partido, es tan profundo que no debemos esperar, como sí se vería en cualquier otro país, un pronunciamiento claro y contundente de indignación contra el sistema paleo-colonial que impera en PR. Seguramente lo mas que veremos es una campañita de corte electoralista (lo único que el tipo realmente sabe hacer) contra los alegados compiches puertorriqueños de la Fiscalía federal. Mucho ruido y pocas nueces.
Solo podemos desear que prontamente renuncie tanto al cargo de Gobernador como a su candidatura en las próximas elecciones de noviembre, despeje el camino para otros puedan enfrentarse a los problemas de PR que el no ha podido encarar exitosamente. De paso tendrá tiempo y energía para defenderse como es debido de acusaciones tan serias y potencialmente devastadoras. El País, y su familia, requiere esa renuncia.