jueves, 26 de junio de 2008
Uruguay y su gas natural
miércoles, 25 de junio de 2008
Quinta Columna Bolivariana
martes 24 de junio de 2008
Piedad
JORGE RAMOS AVALOS
No fue fácil localizarla. Durante meses la estuve persiguiendo para entrevistarla. En Miami. En Washington. En Caracas. Nada. Hasta que un buen día la encontramos en su casa, en Bogotá, y fue ahí, vía satélite, cuando por fin pude conversar con la senadora Piedad Córdoba. Es, sin duda, una de las figuras más controversiales de Colombia y, como pude comprobar, nunca huye de una pelea.
Comencé preguntándole sobre su denuncia de que el gobierno del presidente colombiano, Alvaro Uribe, tenía un fondo para rescatar, por la fuerza, a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y a otros secuestrados. ¿De dónde había sacado la información? ''Yo lo supe por un informante desmovilizado'', me dijo. ''Y es una información muy seria de que el presidente ha venido buscando la posibilidad de ofrecerle 100 millones de dólares a cualquier persona del secretariado (de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia, FARC), o muy cercana al secretariado, que les dé información exacta, las coordenadas exactas, donde podría encontrarse Ingrid Betancourt y rescatarla en un operativo similar al que hicieron cuando invadieron territorio ecuatoriano''. Ella cree que un operativo así sería muy peligroso y pudiera culminar con la muerte de los secuestrados.
Piedad Córdoba está convencida de que tanto el comandante guerrillero Raúl Reyes como el líder de las FARC Manuel Marulanda, Tirofijo, quienes murieron recientemente, tenían ''buena voluntad y la intención de (liberar) a los rehenes por parte de las FARC''. De hecho, al hablar sobre Marulanda, la senadora me dijo textualmente que ``necesitamos gente como él, que podía hacer la paz, para que Colombia pueda salir de todo este hoyo tan profundo en que está''.
A pesar de lo anterior, la senadora me dijo estar ''totamente segura de que el accionar de la guerrilla es responsable de muertes y secuestros''. Y luego matizó. ``Yo no estoy privilegiando la guerra. Yo soy una demócrata, jamás he empuñado un fusil. Pero no puedo seguir haciéndole el juego a una derecha y a un establecimiento de este país que le quiere hacer creer al mundo que el problema de Colombia son las FARC. Y eso no es cierto. Las FARC y el ELN (Ejército de Liberación Nacional) y los paramilitares son consecuencia de un modelo de desarrollo injusto, excluyente''.
Córdoba reconoce que las FARC secuestran --''todo el mundo lo sabe''-- y que ``aquel que secuestra, no solamente se puede clasificar como terrorista [sino que] es un violador del derecho internacional humanitario''. Sin embargo, se resiste a calificar como ''terroristas'' a las FARC. ''Ni me vas a escuchar'', me dijo, ``porque mi objetivo no es simplemente decir cosas que les agraden a unos para quedar bien. Mire, yo pienso que el conflicto colombiano es muy complejo, lleva 60 años... Eso no significa que yo esté del lado de las FARC o que esté en contra del gobierno''.
La senadora cree que con el nuevo líder de las FARC, Alfonso Cano, y ''con la ayuda y la cooperación internacional, se puede lograr reabrir el acuerdo humanitario y los contactos para la liberación [de secuestrados]''. Pero para ella el principal obstáculo para esto es el propio presidente Alvaro Uribe, cuyo gobierno describió como el de un ``régimen mafioso''.
''Yo no me arriesgaría a hablar de un proceso de paz con el presidente de la república'', me aseguró, ''porque creo que él juega más a la salida militar, a la salida de la guerra, y no creo que en la agenda del presidente esté un proceso de paz''. Luego me dijo que el 6.5 por ciento del presupuesto colombiano está ''dirigido a la guerra'' y que ella cree que la única salida es ``política y negociada''.
La senadora Córdoba, junto con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ayudaron en la liberación hace unos meses de varios secuestrados en poder de la guerrilla. Para ella, Chávez es ``un hombre generoso, un hombre socialista, que privilegia la paz y que privilegia, además, el que muchos hombres y mujeres no se mueran de hambre''.
Ella rechaza la reciente afirmación del subsecretario de Estado norteamericano, John Negroponte, quien aseguró que ''no existen dudas de que revolucionarios de las FARC se refugian en Venezuela''. ''Yo no creo eso'', me dijo, ''yo creo que eso es parte de una estrategia que ha sido muy bien diseñada, no solamente por parte del mismo gobierno colombiano, sino también con la ayuda y cooperación del Departamento de Estado norteamericano''. Tampoco cree en la credibilidad de la información hallada en las computadoras del asesinado líder guerrillero Raúl Reyes. ``Yo cada vez creo menos... y cuando yo oigo al fiscal general de la nación decir que yo mandé 900 correos [electrónicos, a Raúl Reyes], pues eso para mí es prueba suficiente de que eso es un montaje, que eso es una mentira''.
Córdoba, quien fuera secuestrada por paramilitares, se reconoce como una mujer ''absolutamente controvertida'' y amenazada de muerte. ¿Quién la quiere matar?, le pregunté. ''Yo pienso que el establecimiento'', contestó. ``Un sector muy importante del establecimiento de este país no me quiere matar solamente a mí; quiere matar a todo el que piense distinto. [Pero] no nos dejaremos amedrentar por los calificativos. No nos da ningún temor que nos digan terroristas, que nos digan guerrilleros o guerrilleras, y que además nos sometan permanentemente al escarnio público.''
Ella sabe que por ''el desgaste que yo he sufrido políticamente'' no puede aspirar a la presidencia de Colombia. Aunque le parece más importante trabajar por ``el proceso de paz''.
Terminé la entrevista, que fue filmada originalmente para la televisión, preguntándole sobre los turbantes que usa. ¿Qué esconden? ''Una cabeza llena de ideas'', me respondió con una sonrisa, para luego apuntar que el turbante, para ella, ''significa mi orgullo total por mi pertenencia a la afrodescendencia de América Latina y de Colombia''. Al final tuve que reconocer que la senadora contestó todas y cada una de mis preguntas y que cree en lo que dice. ''Me la sigo jugando'', concluyó.
Llega tarde para Marte la Revolución Bolivariana
Por Casto Ocando para El Nuevo Herald, Miami, 16/3/2008
En este enlace está el vídeo:
Hielo y arena
Lo que estamos viendo tiene la apariencia de ser parte de un programa pre-establecido. Si continuamos como vamos es de esperar que el próximo paso en el itinerario sea el "hallazgo" de agua líquida al aire libre para luego seguir con microbios, ya sean fósiles o contemporaneos. Un poco despues vendrían los fósiles de formas de vida macrobiales para entonces culminar con el descubrimiento de sus descendientes actuales, ejemplos vivos de flora y fauna marciana.
Habrá que ver si los próximos años confirman o refutan esta breve cronograma de descubrimiento o, si nos atrevemos a ser un poco mas contestatarios, de aclimatización.
sábado, 21 de junio de 2008
Cómo hacer justicia sin destruir una cultura, segunda parte
Los cubanos, que nos avergonzaba aquel carnicero devenido canciller que fue Isidoro Malmierca (cualquier errata en el apellido es permisible), tendríamos aún que asombrarnos con el híbrido de torero y mensajero de botica que fue luego Robaina, para quedarnos mudos frente a la grotesca figurilla, lumpen toda ella, desde la suela de los zapatos hasta el pelo, que es el tal Pérez Roque: el más cabal modelo de ''hombre nuevo'' producido por el socialismo castrista.
En época de relevancia del Sr. Malmierca, q.e.p.d., asistí en Miami a una comedia teatral anticastrista, bastante chabacana por cierto, donde alguien hacía las veces de este señor, y recalcaba que su nombre completo era Isidoro Malmierca y Peoli, con hincapié en la “y” y el apellido materno. Yo suponía que se tratase de una broma, hasta que años después leí la noticia del fallecimiento del Sr. Malmierca, ¡y se le identificaba como Isidoro Malmierca Peoli!
Más increíble aun fue lo que vi hacer en TV a Pérez Roque: Delante de la Embajada de Cuba en París unos periodistas le preguntaron sobre el Proyecto Varela (una recogida de firmas dentro del marco de la constitución socialista cubana para solicitar un referendo que liberalizase el régimen), a lo cual respondió, articuladamente pero con fuerte acento cubano: “El Proyecto Varela… [aquí comienza lo que describiré a continuación] me lo paso por los cojones”, al tiempo que colocaba la palma de su mano a ínfima distancia de su entrepierna y la deslizaba en el aire hacia arriba.
Ese era y sigue siendo hasta hoy el Ministro de Relaciones Exteriores, o Canciller, de la República de Cuba.
Por cierto, en el contexto social hispanoamericano –o brasileño, o haitiano- de ayer como de hoy, Felipe Pérez Roque «(ostentaría) el llamado “emblema” blanco», por citar el artículo de Caspa. Digo esto porque la procacidad que alerto que podría ser un subproducto de un proceso reivindicativo de hispanos sin el “emblema” no tiene realmente que ver con la raza. El Señor Canciller es un grosero de ascendencia española. En todos lados hay chusma, y donde la población es blanca, la chusma es blanca también.
Lo que ocurre en la América Hispana es que “(h)istóricamente la cultura latinoamericana ha idolatrado lo blanco”, como dice Caspa, y lo sigue idolatrando, pero “el cansancio de algunos pueblos con sus élites políticas tradicionales” de que habla Echerri los puede llevar al “abandono de ciertos criterios de refinamiento que, auténtica o falsamente, las clases dirigentes en nuestros países, y durante mucho tiempo, intentaron representar”, y como esas clases suelen ser blancas, los advenedizos podrían asociar compostura con blancura, y por ende contraponerle la grosería como si fuese un valor cultural mestizo, que no lo es.
Cómo hacer justicia sin destruir una cultura
(C)onservadores como Juan Aurelio no deben perder el sueño preocupándose por mundos ya pasados. En todo caso lo que deben hacer es usar las mismas herramientas del deconstructor "progresista" (que no liberal, me parece que ya hoy en día esos dos adjetivos describen agendas muy diferentes) para preparar el camino a un estado de cosas nuevo y mas sensato que esta engendro que está consumiendo al planeta y a la humanidad.
Pedro tiene razón al sugerir darle de su propia medicina a la "progresía". Yo esbocé una respuesta que nunca publiqué, pero ahora lo hago:
(Q)uisiera aclarar que no quisiera volver a los tiempos de la Colonia [hispanoamericana]. Mi argumento es que si bien aquéllos estuvieron plagados de iniquidad, las circunstancias específicas en las cuales dieron pie a la Independencia fueron desastrosas, como lo demuestra la historia subsiguiente de nuestro continente hasta nuestros días. Aquellos polvos trajeron estos lodos. Y creo que la razón principal no fue el legado colonial español en sí, como nos quiere hacer creer la narrativa histórica oficial, sino que en vez de reformarse gradualmente las instituciones ya existentes bajo España, éstas fueron demolidas violentamente, creando un vacío de poder que propició las sucesivas facciones y la inestabilidad que hemos conocido hasta hoy.
Incluso aspectos inicuos de la Colonia acabaron por agravarse de facto bajo la República. La que llamo “pigmentocracia”, que Pedro menciona, podría ser un ejemplo en algunos casos, como el de Argentina, donde hubo una campaña de limpieza étnica de los indígenas bajo la República, que no ocurrió bajo la Corona por ser contraria a los ideales universalistas de la cosmovisión católica oficial, en contraste con el credo europeísta laico de muchos prohombres argentinos decimonónicos. Las autoridades españolas ciertamente segregaban las razas -muy mal-, pero no exterminaban como se pretende hacer creer.
En cuanto a mi conservadurismo, me remonto a la etimología: Conservadurismo deriva de conservador, que a su vez deriva de conservar… ¿Conservar qué? En mi caso, instituciones sociales, no porque evoquen un período de gloria ya pasada, sino porque son el resultado de un proceso colectivo y centenario de prueba y error donde se suprime lo malo y se transmite lo bueno. Si el proceso toma tanto, ¿porqué dar al traste con éste, como se hizo con las instituciones coloniales? Igual que a 200 años de aquéllas no se ha podido re [sic, aquí me quedé; supongo que la palabra era “reparar”, así que concluyo el que supongo fuese mi pensamiento aquel día] reparar el orden institucional, ¿cuánto tomará redescubrir las costumbres que se pierdan hoy?
(Fin de mi respuesta)
Pasaron abril y mayo, y a comienzos de junio me topé con sendos artículos en días sucesivos, en mi fuente habitual de lectura de opinión hispana, El Nuevo Herald de Miami, y en ellos se toca algunas de mis inquietudes consignadas en abril, concretamente la erosión de las costumbres, y la pigmentocracia, respectivamente. A continuación incluyo los artículos, pero en orden inverso de publicación, o sea, primero el referente a la pigmentocracia, y luego el referente a las costumbres, o modales en ese caso.
He invertido el orden cronológico porque creo que acabar con la pigmentocracia es la tarea principal, pero el tema de los modales debe atemperar el impulso reivindicativo inicial que provocaría en cualquier persona justa la descripción del cuadro pigmentocrático. Precisamente por el abandono que supone la pigmentocracia, el sector afectado incluye muchos casos de procacidad que no merecen reivindicación política sin antes ser elevados culturalmente, tarea tan importante y justa, pero muchísimo más difícil que la primera. De Lenin para acá se ha visto que cualquier matón o simple patán puede hacer una revolución, igual que cualquier burro puede derribar a coces la edificación de un buen carpintero. Es la carpintería institucional la que debe ser muy bien meditada para que perdure y florezca.
A pocos meses de las elecciones presidenciales, el electorado latino tiene la gran tarea de confrontar uno de los tabús que por siglos ha permeado su cultura en América Latina.
Prof. adj. Univ. de Calif. en Irving
***
Modales de izquierda
Publicado el jueves 05 de junio del 2008
By VICENTE ECHERRI
Si algo distingue a estos socialistas que han llegado al poder en América Latina es la ordinariez de sus modales, su agresiva bravuconería, su talante de matones de barrio. En nombre del pueblo que los ha elegido suelen pronunciarse con grosera altanería, con hábitos y conductas de auténticos canallas, lo cual, por reflejo, rebaja a todos sus votantes.
Hace pocos años, este indigno papel lo monopolizaban los cubanos, y no sólo en la persona del déspota. El castrismo era, más allá de cualquier ideología, esencialmente vulgar, una gestión política que, deliberadamente, había suprimido y perseguido casi todos los modelos de refinamiento. Sus dirigentes eran una caterva de chabacanos que habían expurgado de su conducta cualquier prurito de corrección. Estas maneras se advirtieron desde el mero principio, cuando aquella pandilla de facinerosos llegaba a imponer su desaliño y sus hedores en los mismos ambientes donde hasta un rato antes primara el bien vestir realzado por las fragancias de Guerlain y Patou.
Después, la degeneración fue indetenible. Cada nueva generación de dirigentes fue peor que la anterior. El rostro de Cuba en los foros internacionales no hacía más que afearse. Sus cancilleres durante casi cinco décadas han sido una retahíla de patanes. Los cubanos, que nos avergonzaba aquel carnicero devenido canciller que fue Isidoro Malmierca (cualquier errata en el apellido es permisible), tendríamos aún que asombrarnos con el híbrido de torero y mensajero de botica que fue luego Robaina, para quedarnos mudos frente a la grotesca figurilla, lumpen toda ella, desde la suela de los zapatos hasta el pelo, que es el tal Pérez Roque: el más cabal modelo de ''hombre nuevo'' producido por el socialismo castrista.
Ahora, gracias a la reciente pujanza de la nueva izquierda, vemos como ese modelo se reproduce y se hace oír en la escena latinoamericana. Su más acabado ejemplar, como bestia que hubiesen cazado a lazo en la selva del Orinoco para investirlo de poderes, es sin duda Hugo Chávez: voz, gesto, estridencia, desprecio por la verdad y ausencia casi absoluta de decoro. Cuando se ve enfrentado a sus delitos, como lo hiciera recientemente el gobierno de Colombia, o a sus desaguisados de mandante corrupto e ineficaz, apela al insulto y al sarcasmo, al manido expediente de descalificar a sus adversarios o acusadores con injurias.
Los ministros de Chávez y los nuevos mandatarios amigos suyos no han demorado en imitarlo. Haciendo buena la máxima de que ''la mejor defensa es el ataque'', no pierden ocasión de mostrar su crispada soberbia en cualquier foro donde se les cuestiona. A este perfil de canalla tonante responde Nicolás Maduro, el canciller de Venezuela, con un insulto de lupanar a bocajarro; o el presidente Correa, con su cara de buldog ofendido que espera liquidar cualquier crítica con una sorna altiva; o su ministra de Relaciones Exteriores, que parece haber encontrado en la iracundia un permanente estilo; o esa plebeyez personificada que es Daniel Ortega, individuo sin un átomo de nobleza, que exuda indignidad y provoca una invencible repugnancia.
En manos de esta gavilla de pelafustanes está buena parte de América Latina y, con la excepción de Castro, todos han advenido al poder legalmente, valiéndose de la vía democrática que en el fondo detestan. Es decir, que han sido electos --en el caso de los mandatarios-- por la mayoría de sus conciudadanos, quienes, de alguna manera y en algún momento, se han identificado con ellos.
Estos resultados revelan no sólo el cansancio de algunos pueblos con sus élites políticas tradicionales (lo cual podría ser obvio), sino su abandono de ciertos criterios de refinamiento que, auténtica o falsamente, las clases dirigentes en nuestros países, y durante mucho tiempo, intentaron representar. Que las clases menos cultas hayan exaltado a sus iguales a las primeras magistraturas e incluso hayan llegado a imponer sus ''maneras'' en palacio y en el debate público (nacional e internacional) sólo revela una profunda incapacidad de la democracia en nuestra región para preservar un modelo político y social que surgió con la Ilustración.
©Echerri 2008
lunes, 16 de junio de 2008
México y Afganistán
Y es que mientras ellos mantienen esa fachada de respetabilidad sus respectivos países están como todos sabemos que realmente están: grupos al margen de la ley ocupan grandes zonas de sus territorios; ya sea por corrupción o incapacidad la fuerzas de seguridad son incapaces de mantener la ley y el orden; el gobierno norte-americano pretende imponer sus "brillantes" ideas e iniciativas; el narcotráfico es uno de los renglones de producción mas robustos y lucrativos; etc. Dos naciones camino al fracaso y colapso. La mayor diferencia entre ambos es que, mientras a Afganistán ya todos lo hemos dado por perdido y poco sueño nos quita, la cercanía histórica y geográfica de México nos afecta mucho mas a todos los que vivimos en este díscolo continente que es América.
sábado, 7 de junio de 2008
Dos artículos interesantes
Por otra parte, en la revista Foreign Affairs se publica este artículo cuyo autor, Richard Haass, esboza el surgimiento de lo que el llama el mundo apolar (nonpolar") del siglo XXI. Un mundo en el cual la bipolaridad de la Guerra Fría y el momento unipolar de los EE.UU. es reemplazado, no por una vuelta al multipolar concierto de las naciones del siglo XIX, sino por un sistema con tal abundancia de polos que es, en efecto, apolar. Me gusta su perspectiva porque combina las claras tendencias contrarias a la continuidad de la nación-estado como único actor geopolítico con un realismo saludable que se le escapa a, por ejemplo, los mas fanáticos (y apocalípticos) propagandistas de la noción de guerra de cuarta generación.
lunes, 2 de junio de 2008
Primarias presidenciales en PR
Para empezar. No mas del 16% o 17% de los electores hábiles votaron. Eso en un país que se goza los procesos eleccionarios como otros pueblos se gozan el futbol. Solo tengan en mente que en las elecciones generales locales usualmente vota mas del 60% o 65% de los electores hábiles. El poder de convocatoria de los protagonistas políticos (tanto los locales como los visitantes) quedó desenmascarado. Podría añadirse que todo esto es una muestra del creciente colapso de las tradicionales estrcuturas políticas puertorriqueñas.
Completamos el cuadro con el hecho de que los pocos que votaron lo hicieron abrumadoramente a favor de Hillary, una candidata ya derrotada y sin posibilidades de asegurar la nominación para las elecciones presidenciales del próximo noviembre. ¿ En que rayos estaban pensando ? ¿ Que capacidad intelectual y cognoscitiva tienen esos individuos ? ¿ En que mundo viven ? Es algo que realmente causa verguenza ajena.
Los candidatos dejaron mucho que desear. Como Obama parece haber aceptado que el voto hispano simplemente no le es afín hizo en Puerto Rico una campaña deslucida y anémica. Hillary y su gente hicieron todo lo contrario, una campaña muy energética que recorrió casi toda la Isla y visitó también la famosa y controversial isla de Vieques. Sin embargo la campaña tuvo sus excesos de demagogía como cuando Hilary prometió el voto presidencial a los puertorriqueños, una imposibilidad sin que primero se realice una improbable enmienda a la Constitución de los EE.UU. Sin olvidar el tema obsesivo de Hillary (y de muchos puertorriqueños): la reforma de salud. Ya una vez, en los años noventa, las promesas de los Clinton sobre este tema engatusaron a mas de un político puertorriqueño (ie. el Gobernador de aquel entonces, Pedro Roselló) y contribuyeron a que se desmantelara todo el sistema de salud (público y privado) del País. En aquel entonces sus promesas no se pudieron cumplir como tampoco se podrán cumplir ahora. Pero esos puertorriqueños que votaron por ella no parecen tomar cuenta esa realidad.
Finalmente, hay que comentar la actuación de los medios de comunicación estadounidenses. Totalmente perdidos, desconocían los mas rudimentarios detalles de la realidad política puertorriqueña. Como, por ejemplo, que las ciudades de San Juan y Bayamón son baluartes del opositor Partido Nuevo Progresista (que favorece la anexión del País a los EE.UU.) y no, como mencionó CNN, del oficialista partido Popular Democrático (férreo defensor del status quo colonial). Pero esto no es noticia. Harto conocida es la ignorancia de los gringos y de sus instituciones cuando de lo que sucede en el extranjero se trata. Su desempeño en esta reciente coyuntura no deja lugar a dudas de que así, como un lugar extranjero, es que ven a Puerto Rico.