domingo, 13 de abril de 2008

Seguimos con la G4G

Haré algunos comentarios a la mas reciente entrada de Juan Aurelio. Primero, tendría que aclarar que estos teóricos de la G4G usualmente están hablando del actual mundo contemporaneo. Para ellos, erroneamente a mi parecer, las posibilidades que describen son algo novedoso, un producto de la decadencia de la nación-estado que ha dominado la geopolítica durante los últimos dos siglos. Lo relacionan especialmente al crimen organizado y a organizaciones extra-nacionales como Hamas y Hezbollah. En ese sentido su interés es menos un ataque memético como el que preocupa a Juan Aurelio y mas una simple epidemia de desorden y caos como el que se puede ver en ciertos paises del mas miserable Tercer Mundo.

Siguiendo con los ataque meméticos, tendría que decir no me preocupan tanto como a Juan Aurelio. O al menos me me preocupan tanto dentro de un contexto hispano-americano. Uno tiene que aceptar una cosa: el viejo mundo tradicional, pre-moderno cayó hace mucho tiempo. Así que conservadores como Juan Aurelio no deben perder el sueño preocupándose por mundos ya pasados. En todo caso lo que deben hacer es usar las mismas herramientas del deconstructor "progresista" (que no liberal, me parece que ya hoy en día esos dos adjetivos describen agendas muy diferentes) para preparar el camino a un estado de cosas nuevo y mas sensato que esta engendro que está consumiendo al planeta y a la humanidad.

Por lo tanto la posibilidad de subvertir un orden ya establecido no es algo para deprimirnos en demasía. Es simplemente otra faceta, antigua por demás, del mundo en que nos ha tocado vivir. Un arma, por decirlo de otra manera, de doble filo. Los deconstructores lo han usado en el último medio siglo pero no hay razón alguna por la cual los constructores no puedan usarla en el futuro.

Esto nos lleva a preguntarnos ¿ Que han sido los masones ? ¿ Desconstructores o, como su propio nombre parece indicar, constructores ? Ciertamente, y para volver al caso hispano-americano, en la América colonial había muchas cosas que merecían ser desmanteladas (la pigmentocracia, por ejemplo, o el exclusivo predominio político de los peninsulares). Pero tristemente el proceso de crear nuevas instituciones se torció rapida y, al parecer, irremediablemente.

Es que el problema que cualquier aspirante a arquitecto social tendrá al tratar con los hispanos radica en que probablemente, y sin caer en los tópicos de la leyenda negra, no hay gente mas díscola e individualista que los pueblos de entronque español. Yo no tengo duda de que esta gente puede ser tan disciplinada y competente como el que mas. Será capaces de realizar las gestas mas complicadas y noble que uno pueda imaginar. Pero a la misma vez tengo la ligera impresión de que todo eso lo tratarán de hacer a su manera y el que quiera "pastorearlos" tendrá que recordar este hecho si no quiere acabar en entredicho.

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