viernes, 11 de abril de 2008

Sobre la "G4G" (Guerra de 4.ª Generación)

En la entrada que hizo Pedro el 21-3-08, Algo más sobre 4GW, me llamaron particularmente la atención los siguientes pasajes,

(Non-state actors) can influence State governments (...). The activities of some eg Revolutionary Marxist, Islamist and other groups may be entirely non-violent while fitting within the 4th generation paradigm, for instance gaining control of an education system and using it to create more adherents of that organisation’s goals.

(...)

(T)he battlefield of the future is the city street, and words are potentially more powerful weapons than guns and missiles.

que se pueden traducir como sigue,

Actores no estatales pueden influir en gobiernos estatales. Las actividades de algunos, v.g. marxistas revolucionarios, islamistas y otros grupos podrían ser del todo no violentas y a la vez encajar en el paradigma de 4.ª generación, por ejemplo tomando el control de un sistema educativo y usándolo para crear más partidarios de las metas de esa organización.

El campo de batalla del futuro es la calle urbana, y las palabras son potencialmente más poderosas que los fusiles y misiles.


Considero que la cita es muy cierta. Puedo añadir que el hecho de que los actores sean no estatales no quita que en algunos casos quienes estén detrás de ellos sean estados extranjeros, o corrientes ideológicas transnacionales que a veces tienen un estado existente como modelo y hasta respaldo, y a veces no.

En cualquier caso es una realidad que me desalienta, a pesar de no ser nada nuevo bajo el sol, porque implica que los esfuerzos de siglos por construir una sociedad pueden ser subvertidos y finalmente anulados en tan poco como una o dos generaciones por un pequeño grupo de conspiradores que esté seriamente comprometido con su causa, sea cual sea.

El mundo hispano es muy fecundo en ejemplos de esto. El primero está en las circunstancias de la emancipación de los territorios españoles en América. Pedro y yo coincidimos en una creencia que espero haber dejado ya clara en este blog, y es aquélla de que las décadas entre el asedio napoleónico a España y la independencia de sus territorios continentales ultramarinos representaron un punto de inflexión en la historia de toda la Hispanidad, en el cual esta última “perdió el rumbo”, que no ha recuperado hasta la fecha. En el caso de España no fue a causa de una guerra de 4.ª generación, sino de la invasión y ocupación por parte del ejército nacional francés, no obstante la quinta columna que pudiera haber dentro de España antes y después de entrar el enemigo. Pero en el caso de América fueron grupos elites que no obstante eran mantenidos al margen del Estado por la Corona quienes precisamente por esto se levantaron contra la autoridad real enarbolando las banderas de una ideología foránea. Detrás de ellos estaban los intereses geopolíticos y comerciales (en este caso particular la diferencia es muy borrosa) del Estado británico, al cual se sumaría poco después el Estado con sede en Washington.

Desde la perspectiva del tiempo se podrá oír delirante hablar de conspiraciones, pero igual que durante el siglo XX el Kremlin cambiaba regímenes a lo largo del mundo a través de pequeñas y muy disciplinadas células comunistas locales, las logias masónicas de América Hispana fueron instrumentales en la fragmentación del Estado hispano transoceánico, cuya porción americana quedó desde entonces a merced de los intereses británicos, y luego estadounidenses, hasta el sol de hoy. ¿Y cuál era la sede del culto masónico, con su ideario “liberal” (para bien o para mal; no emito juicio en esta entrada)? Pues Londres, donde las logias tenían múltiples puntos de contacto con el Gobierno británico. Si reconocer los designios moscovitas durante la Guerra Fría no constituye delirio, ¿porqué ha de serlo distinguir el mismo patrón siglo y medio antes? Quizás porque cuestiona los fundamentos del orden establecido:

La idea de que la Hispanidad perdió el rumbo con Napoleón y la Independencia hispanoamericana es contraria a la narrativa histórica oficial y dominante, prevaleciente también –y por ende- en muchos clichés suscritos por millones de hispanos de a pie. Según ésta la potencia mundial que era España a la fecha específica en que su Armada Invencible divisó tierra inglesa, dejó de serlo automáticamente a la mañana siguiente al naufragio de la flota. En ese mismo instante Inglaterra devino Reina de los Mares, mientras España se hundía en decadencia y oscurantismo católico. Inglaterra entretanto inventaría la Libertad, anticipada por la Carta Magna en el medioevo, durante el siglo siguiente, y la legaría a su principal vástago americano durante el próximo –ya vamos por el XVIII-, quien salvaría a Albión en el XX del despotismo alemán y la relevaría de la Antorcha de la Libertad en el mundo.

La Hispanidad por su parte vería la Luz con la Constitución de Cádiz y la Gesta Libertaria en América, pero su herencia cultural sería un lastre para el despegue, un lastre que se debe desmantelar –y de hecho se viene desmantelando desde hace doscientos años- progresivamente en pos de modelos sociales nórdicos.

Pero en realidad no ocurrió así: Después de la Armada se demostró que España no era Invencible, pero siguió siendo una potencia que si bien mermaría seriamente durante el siglo XVII, se repondría parcial pero notablemente en el XVIII, siglo caracterizado por una lucha encarnizada con Inglaterra por el poder América. Hubo a la sazón una Ilustración española y americana, que no “oscurantismo”. Pero la invasión francesa a España y la posterior y cruenta emancipación americana a comienzos del XIX destrozaron allende y aquende el océano el orden institucional, que aquende en América no se ha podido realmente recomponer, y allende en España se ha recompuesto sobre postulados noveles que francamente considero dudosos.

Esto último constituye el segundo ejemplo de G4G en el ámbito hispano que yo quería abordar: España se nos presenta como un modelo de prosperidad, de avance social, de superación de nuestras “taras” culturales, de equiparación con la “civilización occidental” a la cual pertenecemos. Próspera es, aunque los hay mejores, pero lo demás es una trama urdida por sectores radicales de la izquierda española , apoyados por elementos afines en el exterior, para destruir la civilización española al transformarla en un mosaico humano cuyos únicos principios rectores sean el mercado y la satisfacción de toda forma de concupiscencia individual. Y todo sin disparar un solo tiro: Si esto no es G4G, que venga Dios y lo vea.

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