domingo, 30 de mayo de 2010

El Bicentenario

Estamos en plena temporada de celebración de los bicentenarios de la independencia de la América Hispana. No sé que hay que celebrar. Si, algunas gestas, como el Cruce de los Andes por el General José de San Martín, son impresionantes y merecen mayor difusión. Como también lo merece la buena organización y desempeño de los ejércitos libertadores, tan contraria a los estereotipos y tópicos sobre la competencia hispana que constantemente circulan. Poco mas debe ser recordado. Esa independencia marrullera, destemplada y adolescente solo sirvió para inaugurar un periódo de postración e impotencia que aun no termina.

Al contrario, parece que nos dirigimos hacia una nueva etapa de sujeción, esta vez con nuevos "mentores". Uno. Brasil, al menos es (aunque le rechinen los dientes a Juan Aurelio) bastante cercano. El otro, China, es una verdadera y preocupante incógnita por su lejanía cultural y su casi impresentable sistemas político. Así que el Bicentenario, lejos de ser motivo de celebración, debe servirnos como una oportunidad para reflexionar sobre todo lo que hemos hecho mal en los últimos dos siglos.