lunes, 26 de enero de 2009

El Che de Benicio

Acabo de ver la primera parte de la película Che (también conocida como Che Part 1: The Argentine). Dios mio, que película mas tediosa. Ni siquiera la presencia de la lindísma Catalina Sandino Moreno (que aqui, sin embargo, parece un mancebito) o de la veterana Julia Ormond logra acelerar el glacial paso del filme. Como un suero de brea, se diría en Puerto Rico.

El actor puertorriqueño logra transformarse en un convincente Che, eso es innegable, y su respeto hacia el controversial héroe/anti-héroe es evidente a todo lo largo de la película. Pero su tour de force no es suficiente para paliar las carencias narrativas del filme, su pouporrí de escenas a duras penas hilvanadas, los saltos cronológicos entre la vitalidad y policromía de la manigua y la monocromía de Nueva York. Es mucho talento (y no solo el de Benicio) usado para crear una experiencia fílmica que finalmente resulta ser dispareja y desigual.

Sé que The Argentine es meramente la porción inicial de lo que en realidad es una sola película de cuatro horas de duración y que el valor de la obra radica precisamente en su totalidad pero no deja de preocupar que a esta primera parte se le haga tan difícil atraer y fijar la atención del espectador. Sé también que la película es un intento de deconstruir el género del filme biográfico (o biopic, en la jerga hollywoodense) pero servir como uno de los sujetos experimentales del director Steven Soderbergh no es algo que quisiera repetir pronto. Aunque, para ser justo, se podría decir que Soderbergh es un especialista en películas que retan la paciencia del espectador. La sobre-estimada Traffic es insoportable, por ejemplo. El melancólico remake de Solaris, sin embargo, es impresionante y emotivo. Quizás la segunda parte de Che se parezca mas a Solaris que a Traffic. Ojalá.

Por otra parte hay que felicitar a Soderbergh, a los productores (Laura Bickford y Benicio) y los socios capitalistas por la decisión de filmar la mayor parte de Che en español. También por tratar de inyectarle veracidad en lo que a acentos, manerismos y gestos localistas respecta. No siempre lo logran a cabalidad pero, por ejemplo, quien haya conocido a un cubano no podrá dejar de esbozar una sonrisa al oir hablar a los guerrilleros en la Sierra Maestra.

domingo, 25 de enero de 2009

Cartagena limpia la cara de Chávez

Literalmente.

Las fotos son de la galería de El Nuevo Herald, tomadas en Cartagena, Colombia, donde el presidente de ese país, Álvaro Uribe, gobernante modelo de la "derecha" hispanoamericana, recibió recientemente a Hugo Chávez. Si después del culebrón de finales de 2007 y principios de 2008 (ver mi entrada de 30/11/07, Chávez puediera estar perdiendo la chaveta) Uribe lo recibe, otros deberían prestar al menos sus oídos a los esfuerzos de Chávez por la integración y soberanía de América Hispana, aunque no sean socialistas como no lo es Uribe ni lo so yo.

Integración y soberanía panhispánicas en América, no mero libre comercio, deberían ser las aspiraciones de una verdadera derecha.

jueves, 22 de enero de 2009

Chávez, columnista

Hoy Hugo Chávez se estrena como columnista, en un espacio llamado Las Líneas de Chávez en alusión a su afición por jugar pelota, que aparecerá en múltiples medios informativos, incluyendo http://www.abn.info.ve/. Por esta vez, este blog será uno de esos medios.

Primero que nada no me considero socialista, y creo haber sido bastante severo en este blog con la Revolución Cubana que Chávez tanto celebra. Al mismo tiempo coincido con él en que hay sectores de la oposición que lo que quieren es "convertir de nuevo a Venezuela en una colonia, en un país subimperial, en una subrepública", algunos plenamente conscientes de ello, porque su único interés real es medrar en tal subordinación, y otros inconscientemente, condicionados por el status quo que ha predominado en Venezuela y el resto de América Hispana. Es un patrón que se repite a lo largo de nuestro continente.

Con todos sus errores, Chávez tiene un enorme mérito en no limitarse a ser un potentado petrolero local, sino desafiar a nivel continental el patrón a que hago referencia, y sobretodo promover la integración de América Hispana. Si bien esto hace de él un personaje aparte, creo que no debería circunscribir la causa a su persona, al escribir que "de ganar el No, se impondría la colonia, la contrapatria". Ya que quiere jugarse otra vez su capital político en las urnas, debería aupar a un delfín en la eventualidad, plausible, de que pierda el referéndum. Debería seguir el ejemplo de su aliado Vladimir Putin, quien dio el paso a Medvédev. Así el proyecto chavista no será sólo eso, chavismo, sino verdadero bolivarismo.

Las Líneas de Chávez

por Hugo Rafael Chávez Frías
Jueves, 22 de enero de 2009

Las líneas más fuertes que en mi vida de pelotero dí, fueron siempre hacia la banda derecha.

Ahora, sobre el terreno de juego de la política y la revolución, estas líneas que hoy comienzan, irán hacia todas las bandas con la misma fuerza.

Sólo que ahora van con la fuerza de las ideas, de la convicción, de la pasión patria.

Soy, en esencia, un soldado. Y como tal, fui forjado en la escuela del compromiso y la obediencia al legítimo poder que orienta el esfuerzo colectivo, en la búsqueda de los objetivos tácticos y los fines estratégicos.

Las circunstancias y las condiciones que fueron enmarcando mi vida, me convirtieron bien temprano en un soldado revolucionario. De allí que, desde entonces, fui asumiendo como legítimo y superior, el poder soberano del pueblo venezolano, al cual ahora estoy absolutamente subordinado. Y lo estaré por el resto de mis días.

Digo esto hoy, en medio de los acontecimientos que marcan el inicio de este 2009, cuando recrudece la batalla política que se desató en nuestra patria hace dos siglos: unos, los más de nosotros, queremos la Independencia Nacional; otros, los menos, quieren convertir de nuevo a Venezuela en una colonia, en un país subimperial, en una subrepública.

No hay más camino para lograr la Independencia venezolana que la Revolución Nacional.

No hay más camino para la grandeza Patria que éste, ya emprendido, del socialismo; nuestro socialismo bolivariano: ¡La Democracia Socialista!

El otro camino, por el que nos quieren llevar los colonialistas pitiyanquis, condenaría a nuestro país a la minusvalía, a la pequeñez y a la tumba histórica; es el camino del capitalismo y su expresión política: la “democracia burguesa”.

Nosotros, los Independentistas, andamos con un juramento; aquel que hizo nuestro líder, Simón Bolívar, en el Monte Sacro el 15 de Agosto de 1805. Nosotros, los Patriotas, tenemos un proyecto, portamos una bandera…

Ellos, los Colonialistas, no tienen juramento, no tienen proyecto, no tienen bandera. O mejor dicho, como lo hemos visto en diversas actividades de los pitiyanquis, su bandera al revés, volteada, de siete estrellas y no de ocho como fue el mandato de nuestro Bolívar en Angostura, lo dice todo: representan lo contrario a la patria, son la contrabandera, son la contravenezuela, son lo contrabolívar. Son la negación. Son la no-patria. Y quiero expresar esto en mis líneas, sobre todo ahora, cuando estamos ya en plena campaña rumbo al referéndum del 15 de Febrero.

¡¡Febrero, otra vez Febrero!! Siento desde hace años, que mi vida está poderosamente ligada a este mes, de los candelorios sabaneros y las ventoleras del verano: ¡27 de Febrero, 4 de Febrero, 2 de Febrero!

Y ahora: 15 de Febrero

Veinte años después de “El Caracazo” que me engendró, diez y siete años después de la Rebelión Militar Bolivariana que me parió y diez años después de la toma de posesión que aquí me trajo, pongo de nuevo mi vida y todo mi futuro en manos del pueblo y su soberana decisión. Este soldado revolucionario hará lo que el pueblo mande.

Si la mayoría dijera No, entonces me iré en otro febrero, el de 2013.

En cambio, si la mayoría de ustedes, venezolanos y venezolanas, apoya la enmienda con el SI, entonces es posible que pueda yo continuar al frente del timón más allá del 2013.

Pero eso no es en verdad lo más importante. Aquí y ahora, lo esencial es que, de ganar el No, se impondría la colonia, la contrapatria. Y al ganar el SI, se impondrá la Patria, la Independencia.

Por ello, les repito, hombres y mujeres, juventud venezolana:

¡Los que quieran patria, vengan conmigo! ¡Los que vengan conmigo, tendrán patria!

miércoles, 21 de enero de 2009

La exclusión de América Hispana del Occidente

El pasado 13 de enero de 2009 una de mis fuentes habituales de información, El Nuevo Herald de Miami, publicó separadamente un artículo y una noticia que si bien pertenecen justamente a secciones diferentes, yo considero relacionados. El artículo es de un columnista que también he consignado y comentado aquí más de una vez, incluso muy recientemente, Joaquín Roy. La noticia en cambio recoge declaraciones del ex presidente del Gobierno español José María Aznar.

En su artículo el profesor Roy lamenta que el mundo anglófono haya decidido hace más de un siglo excluir al mundo hispano a la hora de demarcar los confines de la ecúmene llamada Occidente en el pensamiento anglo.

En un paréntesis, quizás alguien tenga fundamento para acusarme de adoptar términos del inglés al menos estadounidense, aunque no lo he hecho a sabiendas, cuando hablo de hispanos y anglos, cual si los hubiese calcado del inglés “Hispanics” y “Anglos”. Me dirán que en realidad los hispanoamericanos fuera de EE.UU. se autodenominan latinoamericanos o latinos más que hispanos, término este último que adoptan en EE.UU. como traducción de “Hispanic”, intercambiable con latino en ambas lenguas, mientras que el término en español para los ingleses y sus retoños ultramarinos es anglosajones. En cuanto a los hispanos, he explicado anteriormente mi preferencia por ese término (ver mi entrada de 26/11/07, Glosario hispanista), y en cuanto a los anglos, prefiero llamarlos así en alusión exclusiva a su lengua y tradición, porque anglosajón se refiere en origen a la fusión de dos pueblos germánicos, por lo cual me parece un término un tanto racista, máxime cuando suele usarse para reprochar el peso colectivo de Inglaterra y sus vástagos. Igual que los habitantes del Lacio antiguo, los latinos, constituyen el núcleo de una civilización, entre otras de igual raíz, que es mucho más amplia, la hispánica, así los anglosajones medievales fueron el núcleo de una tradición que se expandiera con la lengua inglesa, la anglo. Por eso prefiero relegar latinos y anglosajones al pasado, y hablar de hispanos o anglos en el presente.

Irónicamente, el inglés que carece de género ha adoptado “Latino/Latina” para distinguir entre hispanos e hispanas, mientras que la Real Academia Española muestra “anglo, gla” para individuos de la tribu medieval o la Inglaterra moderna, o para lo inglés, pero en el sentido moderno que propongo arriba para anglo no me imagino decir que por ejemplo Hillary Clinton sea una “angla”. Para mí es una anglo.

Volviendo a las publicaciones de El Nuevo Herald, en la noticia José María Aznar declara que ''Iberoamérica es parte sustancial y necesaria de Occidente'' y su ''mejor futuro está en reafirmar los principios y valores que sustentan la civilización occidental''. El sólo hecho de emitir la primera de las citas denota que hay quien la pone en duda, que es de lo que se queja el profesor Roy, que cita como el ejemplo notable más actual al recién fenecido Samuel Huntington. Sin embargo, yo estimo que Huntington tuvo razón, no porque falten aportes hispánicos a la civilización, como implicara Kenneth Clark en la cita de Roy, sino porque a partir de la invasión napoleónica a España la civilización hispanoamericana quedó aislada de Occidente por designio de éste, que desde entonces ha buscado estructurarla económicamente como “tercer mundo”, por parafrasear a Roy; es decir, en condiciones de “dependencia”.

El gran cisma hispano-occidental es materia de al menos otra entrada separada al blog, que en algún momento espero aportar, pero de momento puedo decir que a pesar del subdesarrollo y la dependencia, dicho cisma podría ser canalizado positivamente a largo plazo si América Hispana fuese bendecida con dirigentes de mayor visión y decisión:

Sucede que el Occidente próspero, incluyendo a EE.UU. por ahora en menor medida que el resto, está enfrascado desde la Primera Guerra Mundial en un proceso de autodestrucción cultural que está arrastrando a América Hispana por el condicionamiento que tiene ésta de copiar todo lo occidental, pero que todavía no la permea tan profundamente como al Occidente próspero, en parte precisamente por el rezago hispano en materia económica. Los “principios y valores que sustentan la civilización occidental” según Aznar sólo representan el “mejor futuro” de América Hispana dependiendo de cuáles sean esos principios y valores. Ese es el proceso de selección de principios y valores que me parece necesario para que América Hispana se reinvente y levante, y sospecho que hay que buscarlos en la víspera y luego los albores de nuestra independencia, más que en el radicalismo general que ha sacudido al resto de Occidente desde entonces, radicalismo que nos ha traído capitalismo a escala imperialista, reacción comunista –y valga la contradicción en términos marxistas, porque el comunismo fue una reacción a un mal anterior–, fascismo, imperialismo estadounidense, etcétera.

China e India, ejemplos más citados entre otros más, se están levantando porque han reconectado con su trayectoria histórica anterior al hiato que les supuso el imperialismo occidental, y esa es precisamente la idea central, más allá de China e India, del famoso libro de Huntington. América Hispana debe hacer otro tanto.

Y ahora, el artículo y la noticia:

El extremo Occidente: en la muerte de Huntington
Por JOAQUIN ROY

El sentimiento de atracción y repulsión de los ciudadanos europeos por Estados Unidos es una constante establecida a los largo de un extendido largo siglo. Desde que las antiguas modestas colonias británicas se convirtieron en potencia competidora de los imperios europeos, en pleno ejercicio del destino manifiesto, Estados Unidos, su cultura y su historia mal aprendida es pieza indeleble del imaginario de ambos continentes, y del resto del mundo. Aunque se resista reconocerlo, ciertos valores que resultan terriblemente vernáculos son, en realidad, universales, o al menos dentro de una voluntad de reconocerlos como asequibles para el resto del planeta. De ahí, por ejemplo, la atracción irresistible de las películas del género de Hollywood por antonomasia: el western. Es la ilustración, invención y mitificación de la vida en el ''lejano oeste'' (far West).

Una feliz expresión del diplomático francés, latinoamericanista esforzado, Alan Rouquié, no ha logrado cuajar más allá de un círculo limitado de intelectuales: ''el extremo Occidente''. Así se refería a América Latina en un libro clásico (1987). Aludía de esa manera a que, en primer lugar, Latinoamérica era parte de Occidente y que rebasaba los límites tradicionales, siguiendo al camino de Colón primero, y luego de Magallanes y Elcano, pero sin rigor en convertirse en ''Oriente''. Como casi todo en la historia intelectual, las más afortunadas etiquetas son francesas en origen, luego cooptadas y manipuladas por británicos y más tarde por estadounidenses. El nombre de Latinoamérica es también una invención lingüística francesa, por la que letrados galos consiguieron, con la colaboración de colegas colombianos, difuminar la huella de España y Portugal en América. El daño colateral fue que el nombre de América quedó monopolizado por Estados Unidos y al resto del continente (con la excepción del Caribe) se le llamó, no sin frecuente connotación despectiva. Latin America.

Inexorablemente y por decreto casi todo al sur de Cayo Hueso y Río Grande pasó a formar parte de una entidad no solamente diferente de Estados Unidos y Canadá, sino de Occidente. No ayudó en nada el hecho de que la España imperial (y en menor grado, Portugal) cayeran progresivamente en el absolutismo, la mala instalación del incipiente sistema democrático europeo, y más tarde generaran dos de las dictaduras más impresentables de Europa, la franquista y la salazarista (solamente superadas por Hitler y Mussolini, los modelos). Entre la leyenda negra, la mala prensa recibida por la inquisición, la contrarreforma y la tozudez de los primeros Austrias hispánicos, España y Portugal quedaron progresivamente fuera de juego en lo que se llamó ''civilización occidental''. De nada sirvió que el propio Franco se dejara llamar ''centinela de Occidente'' solamente por arrendar unas bases a Washington.

Nada tiene de extrañar, por lo tanto, que cuando el publicista (luego elevado a noble) Kenneth Clark se hiciera televisivamente famoso con una serie titulada precisamente Civilization (1969), marginara a todo el conglomerado hispánico. Cuando el escritor mexicano Carlos Fuentes le preguntó la razón, el flemático productor le contestó que la serie era sobre ''contribuciones'' a la civilización, no sobre ''intolerancia''. La indignación recorrió América Latina, y la estupefacción se apoderó de los observadores alertas en el resto del planeta, que no entendían por qué quedaban fuera Cervantes y los pintores clásicos, los músicos contemporáneos y la obra de Dalí y Gaudí. El escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, atildado político de elevada cultura y fina pluma, no pudo resistir registrar su disgusto en un ensayo titulado Los expulsados de la civilización (1973).

Ya se había instalado otra etiqueta de origen francés, el ''tercer mundo'', con el claro antecedente del tiers état de la Francia revolucionaria. Propuesta por el economista francés Alfred Sauvy, en la revista L'Observateur (1951) simplemente para ilustrar una estructura económica diferente del mundo desarrollado y del centralismo soviético, la losa del ''tercer mundo'' descendía sobre todo el continente americano que no se expresaba en inglés. Lo sorprendente fue que el término fue incorporado como tarjeta de visita por intelectuales y políticos escorados hacia la izquierda, que desarrollaron la escuela de la ``dependencia''.

El peculiar ''telón de caña'' fue por fin consolidado por el ahora fallecido Samuel Huntington, quien en 1993 había embelesado a los lectores de Foreign Affairs con un ensayo que luego en 1996 amplió como libro, El choque de civilizaciones. No tuvo bastante con reducir al planeta en ocho civilizaciones, sino que le endosó a América Latina una separada, naturalmente diferente de la occidental. Nada extrañó, por lo tanto, que cuando se encaró (en otro libro titulado Quiénes somos, 2004) con la preocupante evolución de la sociedad estadounidense, se aferrara a las raíces angloamericanas y protestantes, para decretar que los inmigrantes hispanos eran ajenos a Estados Unidos, ente eterno e inamovible. Ahora se entiende por qué el ALCA interamericano fracasó, mientras NAFTA se tambalea: la integración regional entre miembros de distintas ''civilizaciones'' es supuestamente inviable.

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Aznar denuncia una alianza de `Chávez, Medvédev y ayatolas'

EFE

SANTIAGO DE CHILE - El ex presidente del Gobierno español José María Aznar denunció ayer en Chile la ''creciente cercanía'' entre los líderes de Venezuela, Rusia e Irán, que a su juicio buscan ``tejer alianzas frente a lo que consideran su enemigo común: las naciones libres''.

''Chávez, Medvédev y el régimen de los ayatolas'' propugnan para Aznar modelos políticos de ''naciones en las que las libertades han retrocedido dramáticamente'' y buscan unirse contra ``las naciones libres basadas en la democracia, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos''.

El ex mandatario (1996-2004) se refirió así a los vínculos entre los dirigentes de Venezuela, Hugo Chávez; Rusia, Dimitri Medvédev, e Irán, donde el presidente, Mahmud Ahmadineyad, gobierna asesorado por los ayatolas (clérigos chiitas).

Aznar hizo estas declaraciones ante estudiantes y académicos en la Universidad Católica de Chile durante la inauguración del Programa de Jóvenes Líderes Chilenos, que desde ayer y hasta mañana miércoles reúne a 60 jóvenes latinoamericanos en la capital chilena.

El también presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) dijo que en Iberoamérica hay un ``proyecto basado en una reedición ideológica del marxismo más radical ... que pretende desmantelar la democracia liberal''.

Según dijo, para ello se sirve de las tácticas de la guerrilla revolucionaria, pero también de ''las vías de la democracia para hacerse con el poder, y enseguida desmantelar desde dentro'' el Estado de Derecho.

'Quienes pretenden implantar en Iberoamérica el socialismo, que ahora llaman `del siglo XXI', buscan establecer alianzas estratégicas con naciones no democráticas'', aseguró Aznar.

El ex gobernante español señaló que ''Iberoamérica es parte sustancial y necesaria de Occidente'' y su ''mejor futuro está en reafirmar los principios y valores que sustentan la civilización occidental'', por lo que en su opinión esta región no debe ``fracasar ahora con el socialismo del siglo XXI''.

El presidente de honor del Partido Popular (PP) español hizo hincapié además en que existen ''tres grandes desafíos'' que son las crisis económica, política y de ideas, y propugnó fomentar el liberalismo económico y desterrar ``el relativismo moral contaminado por la corrección política''.

En cuanto a la situación económica, consideró que ''la actual crisis obedece más a fallos del Estado y de la regulación que a fallos del mercado'', y apostó por fomentar la libertad y la transparencia para salir de este bache.

En el acto también estuvo presente la ex presidenta del PP en el País Vasco María San Gil, quien mañana intervendrá en un seminario sobre terrorismo, y a la que Aznar definió como ``una referencia moral y política para los que creen en la libertad''.

Aznar, que no respondió a preguntas de la prensa, almorzó tras su intervención con el candidato de la derechista Alianza por Chile a las elecciones presidenciales de este año, Sebastián Piñera, con el que también se reunirá hoy, informaron fuentes de la FAES.

domingo, 18 de enero de 2009

Más sobre Cuba y su proyección exterior

Juan Benemelis es la mayor autoridad del exilio cubano que conozco –no personalmente– en el tema del "internacionalismo" cubano. Es decir, de las intervenciones de Fidel Castro a lo largo de su carrera, alrededor del mundo en pos de que los proletarios de éste se unieran para llevar acabo la revolución mundial iniciada en Rusia en 1917, y desde allí orquestada.

¡Tamaña empresa para una Antilla, no? Precismente el final del siguiente ensayo de Benemelis sobre el internacionalismo de marras resume muy bien las consecuencias de semejante proyecto para la Isla de Cuba y su población.

Una vez acudí en Miami a la Feria del Libro, a la presentación de uno por el escritor cubano Carlos Alberto Montaner. A éste lo presentó el periodista argentino-estadounidense Andrés Oppenheimer, y para mostrar cuan sencillo es el Sr. Montaner –a él sí lo conozco personalmente, y lo es–, contó que cuando Oppenheimer comenzaba como periodista preguntó a Montaner cómo una isla tan pequeña relativamente como Cuba podía jugar un papel internacional tan desproporcionado a su tamaño, a lo cual Montaner respondió "La cafeína, chico, la cafeína". Considerando que también desde Miami los cubanos prácticamente decidieron la elección de George W. Bush como Presidente, creo que es más que humorística la teoría de Montaner...

La frenética subversión internacional de Fidel Castro

JUAN F. BENEMELIS
Especial para El Nuevo Herald

Fidel Castro entró a formar parte del bloque soviético cuando la URSS se consolidó como superpotencia militar e irrumpió fuera de la masa continental euroasiática, en los momentos también del cisma chinosoviético y de la descolonización afroasiática. En Africa, Medio Oriente y América Latina, su familiar silueta, tocada con un puro en la boca, se vio mitificada por su antiyanquismo, que lo convirtió en el paladín de la escena no alineada. El elemento definitorio de su política exterior fue conformar alianzas con Estados que compartiesen su enemistad hacia Estados Unidos y la democracia, proyección que, en plena Guerra Fría, implicó integrarse a los intereses estratégicos de la URSS.


Su política exterior, la más desconcertante y provocadora de los tiempos modernos, como si fuese una potencia militar, se proyectó en islas, estrechos y territorios claves de dos continentes: Africa y América Latina, utilizando una red de organizaciones pantallas que le permitió unificar recursos y ganancias políticas dentro del antiguo bloque soviético y entre los movimientos de izquierda.

Con rapidez, fundó un entramado de espionajes (la DGI, el Departamento América, la DIM) considerado en su momento el tercero del planeta, después de la KGB y de la CIA, no sólo por su dimensión sino por su capacidad para golpear diversos objetivos en lugares dispares, y para descubrir, identificar y explotar conflictos locales genuinos o evitables. Estos dominaron las acciones encubiertas, la falsificación de documentos, la inteligencia humana y tecnológica, la penetración de gobiernos (Ana Belén Montes, la Red Avispa en Estados Unidos), ejércitos e instituciones civiles, la adquisición de secretos, la implantación de centros ilegales, la desinformación y guerra psicológica, la promoción de la narcoguerrilla, la transferencia tecnológica occidental al bloque soviético, el lavado de dinero, el comercio ilegal. Ni la Mossad israelí, la Stassi germanoriental, la Securité francesa o el M-6 inglés lograron montar la vastedad de maquinaciones de espionaje y subversión como él: en América Latina y Africa, en el mundo árabe y el asiático, del Sahara español a Vanuatu, en el Pacífico.

Castro transformó a Cuba en un estado mayor de lucha armada, terrorista, y de inteligencia contra Estados Unidos, arrastrando consigo a toda una generación latinoamericana y afroárabe, y en ocasiones a una cautelosa Unión Soviética. Poco se conoce, fuera de los círculos militares y de inteligencia, de la complejidad y la magnitud de esta subversión, cuando un verdadero racimo humano, alrededor de 25,000 individuos de diversos continentes y filiaciones ideológicas (entre ellos 10,000 latinoamericanos), fueron entrenados como guerrilleros y terroristas en más de una docena de campos de entrenamientos dentro y fuera de la Isla.

Nunca en la historia contemporánea un país tan pequeño y escaso de recursos ha ejercido la influencia internacional de la Cuba castrista. Ni la China de Mao o el tercermundismo de Nehru, ni el neomarxismo europeo o el panarabismo de Nasser, ni la autogestión de Tito o el sandinismo de los Ortega, se granjearon la mitológica proyección de Fidel y el Che, que invadió los mapamundis y llevó al mundo al borde del holocausto nuclear. Esta impronta de violencia no fue igualada por Estado o estadista de su época, fuese Muamar Khadafi, el ayatolá Jomeini, Saddam Hussein, Yasser Arafat o Hafez el Assad; ninguno acumuló la experiencia, la ramificación operacional, la infraestructura y las alianzas del castrismo para desatar la revolución en cualquier parte del mundo; ninguno perfeccionó como él la organización de focos guerrilleros, la piratería aérea, golpes de Estado, envío de mercenarios a escenarios bélicos de América Latina y Africa, y otras formas de operaciones de baja intensidad.

Entre las organizaciones terroristas que se beneficiaron figuraron los separatistas vascos de España, y los nacionalistas de Irlanda del Norte, los tribeños Moro de Filipinas, el ANC de Nelson Mandela, la mafia marsellesa, las FARC de "Tiro Fijo'', las células comunistas de Bélgica, las Brigadas Rojas de Giangacomo Feltrinelli, los Macheteros de Puerto Rico, la Hizb-Allah, las Panteras Negras de Rap Brown, las transmisiones de Radio Free Dixie, dirigido por el afroamericano Robert Williams y santuario a, por lo menos, 84 fugitivos de la justicia norteamericana.

Es interminable el número de Estados latinoamericanos y africanos que fueron objetivos de Castro. Estados Unidos, Canadá, España, Inglaterra, Francia, Chipre, Turquía, Omán, tampoco escaparon al frenético trajín de su espionaje. Los actos de sabotaje en Beirut y en Kuwait, el terrorismo en aeropuertos europeos y en aviones en pleno vuelo de la El-Al, los atentados del Septiembre Negro palestino contaron con la asesoría de inteligencia de la DGI. Incluso, renombrados terroristas, como Abu Iyad, Abu Abbas, Carlos el Chacal, Mohamed Budiá, recibieron ayuda de Cuba.

Castro se involucró con casi todas las agrupaciones políticas africanas llamadas de liberación, armando a los radicales dedicados al derrocamiento de gobiernos autoritarios o elegidos, inmiscuyéndose en las luchas anticoloniales, entrometiéndose en guerra civiles en Sudán, Yemen del Sur, Congo Brazzaville, propulsando guerrillas rurales y urbanas latinoamericanas desde 1960.

Uno de los primeros escenarios fue el apoyo a los guerrilleros argelinos por su independencia, y el envío en 1963 de combatientes en el conflicto argelomarroquí. Asimismo, en 1964 estableció allí una base con 250 asesores, para entrenar latinoamericanos y africanos. En 1966, Castro organizó la Conferencia Tricontinental de movimientos armados y partidos de izquierda, para coordinar desde La Habana un frente común contra Estados Unidos. Allí se forjó la alianza con la OLP de Yasser Arafat y se asumió el antisemitismo que culminó con el envío de una brigada de artilleros a las Alturas de Golán, en 1973, durante la Guerra del Yom Kippur.

A simismo, en el Medio Oriente, su impronta en el Mar Rojo (Somalia, Etiopía y Yemen del Sur) complicó la carrera bipolar por el Océano Indico. Su aviación, además, descargó golpes letales en las fronteras con Omán y en Yemen del Norte.

Con los petrodólares de Muamar el Kadafi, Castro armó a Nicaragua y desestabilizó El Salvador, a cambio de buscarle armas de destrucción masiva al gobernante libio. Su relación con Saddam Hussein proviene de los primeros momentos del iraquí en el poder, cuando le brindó asesoramiento de inteligencia y brigadas cubanas construyeron las carreteras militares hacia la frontera con Irán, así como muchos de sus bunkers. En 1976 el Shah de Irán expulsó a la embajada cubana por conspirar con los comunistas iraníes prosoviéticos, (el IPP) para derrocar la monarquía. Luego Castro se acercó al ayatolá Jomeini, cooperando en el campo de la biotecnología, y en ocasión de su visita en mayo del 2001, aseguró que entre ambos pondrían a Estados Unidos de rodillas.

Sus brigadas armadas llevaron al poder al movimiento angoleño del MPLA y al PAIGC de Guinea Bissau y Cabo Verde, en el desierto etíope del Ogaden, en Eritrea, y sus unidades blindadas chocaron con las sudafricanas. Su aviación, en Angola, utilizó los gases VX y Sarin, así como el napalm. Los cubanos sirvieron de instructores militares en los campos de terrorismo de Argelia, Libia, Yemen, Chile, Líbano; fungieron como guardias pretorianas a mandatarios de las junglas tropicales, como Siaka Stevens de Sierra Leona, Sekoú Touré de Guinea, el sanguinario dictador guineano Francisco Macías Nguema, el chileno Salvador Allende, entre otros.

Su régimen presentó además un listado de vinculaciones moralmente dudosas: el espadón argentino Carlos Videla; los golpistas brasileños; el panameño Manuel Noriega; Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky; el narcotraficante Pablo Escobar; el prófugo de la justicia Robert Vesco; el asesino de la Rue Marbeuf: Carlos, El Chacal; el tirano ibérico Francisco Franco; los africanos Khadafi, Mengistu Haile Mariam, el cruel y excéntrico ugandés Idi Amín Dada e incluso el emperador caníbal Jean Bedel Bokassa. Asimismo, su vinculación con el narcotráfico, de Sudamérica y de China, se halla documentada en cortes norteamericanas.

En el ámbito del continente americano el castrismo resultó traumático al poner en discusión la vieja prerrogativa intervencionista de la doctrina Monroe americana; aniquilando el reformismo de las "suizas'' del continente (Uruguay, Chile y Costa Rica); polarizando las fuerzas sociales entre los revolucionarios armados y las juntas militares. Castro financió, alentó y entrenó a los grupos terroristas sudamericanos Tupamaros, Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo. Asimismo, personal militar cubano asesoró al movimiento terrorista peruano de Sendero Luminoso y a las FARC de Colombia, a las cuales conectó con el fundamentalismo islámico. También apuntaló al régimen marxista de Maurice Bishop en Granada y en 1987 entrenó e introdujo en Guatemala 2,000 guerrilleros.

Con el ascenso de gobiernos izquierdistas en Latinoamérica a fines de los 1990, las políticas y metas de La Habana en el Medio Oriente cobraron nuevo impulso al ser adoptadas por Hugo Chávez en Venezuela y por Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. El tema dominante cubano con el Medio Oriente fue la formación de alianzas antinorteamericanas que abarcasen todo el globo y la proyección de Chávez como figura internacional, sobre todo en el mundo islámico.

La magnitud y el dinamismo subversivo del castrismo, al convertir a la Gran Antilla en la nación más influyente de Latinoamérica, resultó en extremo suicida para su economía y su pueblo que pagaron un precio exorbitante: la casi extinción de la nación. En palabras del historiador Andrew Conteh "ningún otro país del tamaño de Cuba y pocos con más recursos, pueden igualar la proyección mundial de la política exterior cubana''.

sábado, 10 de enero de 2009

Ojalá el lavado facial también sea espiritual

Acto seguido de publicar mi última entrada, Cómo el "bolivarismo" lava la cara de la tragedia cubana, hallé la noticia que sigue, donde Correa, después de rendir los honores de rigor al Che y Fidel, concluyó su viaje a Cuba separando la paja del grano cara a cara con la prensa castrista. Ojalá el amparo de un bloque bolivariano haga innecesaria y al fin disuelva la represión del gobierno cubano a su pueblo.

Correa en Cuba: revolución sí, dogmatismo no

LA HABANA (AP) - América Latina vive tiempos de revoluciones no violentas pero radicales, aseguró el presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien criticó los dogmatismos del socialismo tradicional como la satanización del mercado o el excesivo estatismo.

Correa, quien concluirá el sábado una gira de tres días a la isla, aseguró en una entrevista en la televisión estatal cubana que su gobierno sigue junto a Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Paraguay una corriente renovadora dentro de la izquierda que se opone a los clásicos "dogmas" y "errores" de sus predecesores.

"Se trata de un socialismo que comparte con el tradicional cosas irrenunciables que definen su naturaleza, por ejemplo el predominio del trabajo humano sobre el capital, la acción colectiva.... la adecuada intervención del Estado en la economía y la sociedad, la planificación nacional y la justicia social", comentó el mandatario.

Sin embargo "no podemos seguir sosteniendo dogmas que han sido derrotados por la historia por ejemplo la lucha de clases, el materialismo dialéctico, la estatización de toda propiedad y la negación del mercado", comentó Correa, reconocido admirador del ex presidente Fidel Castro y del comandante Ernesto "Che" Guevara.

Invitado por su colega, Raúl Castro, Correa arribó a la isla el miércoles por la noche para concretar un programa que incluyó reuniones con su colega y la firma de nueve acuerdos.

Durante su habitual programa sabatino de radio, transmitido desde la capital cubana, Correa resaltó el resultado de su visita y la rúbrica de los convenios.

"Cuba nos puede brindar muchos servicios" como salud, educación y cultura, a cambio de lo cual, Ecuador podría suministrar petróleo y bienes agropecuarios, comentó. Cuestionó que existan al menos 33 convenios suscritos entre ambas naciones de los cuales sólo el 10% se ejecutaron.

Esta vez, "tengan la seguridad que (los acuerdos) van a tener el respectivo seguimiento y serán cumplidos", dijo.

Actualmente Cuba y Ecuador tienen un intercambio comercial por 11 millones de dólares.

El mandatario reiteró además la idea expuesta la víspera durante una conferencia en la Universidad de La Habana, donde propuso la creación de una Organización de Estados Latinoamericanos para dirimir conflictos y articular políticas con sede en la región y no como la actual OEA, con sede en Washington.

Correa, quien a su llegada participó de un mitin revolucionario para conmemorar el 50 aniversario de la llegada de Fidel Castro a La Habana, cerró su visita a la isla con un recorrido por el Mausoleo del Che, en la ciudad de Santa Clara a unos 300 kilómetros de la capital y una entrevista al cineasta estadounidense Oliver Stone.

En su visita a la localidad del centro del país el gobernante ecuatoriano estuvo acompañado por su homólogo Raúl Castro, informó la televisión local, que mostró imágenes de ambos dirigentes en homenaje al comandante guerrillero cubano-argentino.
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La reportera de AP en Ecuador, Gabriela Molina, colaboró con este despacho

Cómo el "bolivarismo" lava la cara de la tragedia cubana

El pasado 1 de enero, en mi entrada "2009: Año Clave ", escribí que "[c]on todo y las inmensas imperfecciones de [los] regímenes ["bolivarianos", por llamarlos de algún modo], su aparación en los últimos diez años le lava la cara al rancio estalinismo cubano", del cual acto seguido explico cómo "ha sacrificado económica y espiritualmente a un pueblo completo [...] para mantener viva en América la llama de la resistencia al orden ya bicentenario de exclusión interna y subordinación al exterior". A continuación incluyo el fragmento de una noticia que sirve de ejemplo a mi planteamiento. El título por sí solo, "Correa pide en Cuba avances reales para integración de América Latina" ya establece el vínculo a que me refiero entre la isla y el "bolivarismo". El lugar donde se hicieran las declaraciones no quita que sean totalmente correctas:

9 de enero de 2009, 07:50 PM

LA HABANA (AFP) - El presidente de Ecuador, Rafael Correa, abogó este viernes por una mayor integración de América Latina para enfrentar el impacto de la crisis mundial, durante la segunda jornada de su primer viaje oficial a Cuba, que consolida los nexos con el gobierno de Raúl Castro.

"América Latina tiene un pasado común y es hora ya de buscar un destino común", dijo Correa al dictar una conferencia magistral sobre la crisis financiera internacional y la integración regional, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

Destacó que la integración latinoamericana "debe tener una respuesta rápida y eficaz para transformarse en acciones concretas en favor de nuestros pueblos" y alertó de los obstáculos para esa unión.

"Algunos países de América Latina, de Sudamérica sobre todo (...) no quieren la integración" y "te paralizan todo desde adentro", añadió, al citar en la conferencia como ejemplo los problemas de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).

No obstante, destacó la nueva situación de América Latina, con buena parte de gobiernos de izquierda.

"América Latina no vive una época de cambio sino un verdadero cambio de época. Los gobiernos que teníamos hace diez años, entreguistas, títeres, totalmente dependientes de lo que digan potencias extrarregionales", señaló.

También consigno un segundo reportaje, esta vez en su totalidad, publicado por El Nuevo Herald en la vípera del cincuentenario de la revolución, y que es un balance histórico mucho más exhaustivo que el que yo hiciera en mi entrada que cito arriba:

La revolución cubana dejó huella en Latinoamérica
Por ANDREA RODRIGUEZ

Cincuenta años después de ocurrida, no cabe duda que la revolución cubana marcó de manera indeleble la historia latinoamericana, pero los sentimientos que despierta son hoy tan dispares como entonces: Para algunos, es un modelo de justicia social y de rechazo al imperialismo; para otros, una dictadura comunista que suprimió libertades y hundió al país.

Con escasos recursos naturales y un área de 110.000 kilómetros cuadrados - el equivalente a una provincia argentina o una porción de un estado mexicano - Cuba se convirtió a lo largo de estos años en foco de atención para muchos latinoamericanos.

"El impacto de la revolución cubana ha sido gigante y decisivo para América Latina, no sólo la figura carismática y brillante de Fidel Castro, sino también por las medidas económicas y sociales tomadas... un proceso profundo y radical: reforma agraria, urbana, la eliminación del juego y la prostitución y el sistema de educación y salud pública", dijo a la AP el escritor y ensayista isleño Miguel Barnet.

No todos los latinoamericanos ven a la revolución como un ejemplo a emular. Las políticas implantadas por el gobierno que Fidel Castro instauró desde enero de 1959 polarizaron a generaciones de latinoamericanos. Para algunos, galvanizó el sentimiento nacionalista y antiestadounidense; para otros, generó temores de un autoritarismo comunista y un modelo económico fracasado.

"Creo que (la revolución cubana) ha tenido un impacto muy fuerte sobre todo lo que es la mentalidad de izquierda en América Latina", declaró Margarita López Maya, analista y profesora de ciencias políticas de la Universidad Central de Venezuela.

La revolución cubana, añadió López Maya, "produjo esa idea, un poco como de adolescentes, de que en América Latina lo que hace falta es una revolución, de acabar con el viejo orden, incluso justificó la violencia durante varias décadas para llegar al poder".

Tras un primer momento que incluyó las visitas de Castro a Venezuela y a Estados Unidos, y del "Che" Guevara por Sudamérica, La Habana quedó mayormente aislada. Fue expulsada de la Organización de los Estados Americanos y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos le dieron la espalda.

Algunos lo hicieron presionados por Washington, otros en franco disgusto por las políticas internas de Castro o por los intentos cubanos de incitar rebeliones en otros países.

Muchas organizaciones latinoamericanas - sociales, vecinales, indígenas, sindicales - expresaron su solidaridad, señalando los logros de la revolución: educación y cuidado médico gratuitos, relativa igualdad social, bajas tasas de mortalidad, subsidio a la alimentación y un desarrollo científico notable para un país tercermundista. Otras condenaron la falta de libertades políticas y el acoso a disidentes y a periodistas independientes.

En medio de la Guerra Fría, el gobierno cubano apoyó a partidos y guerrillas latinoamericanos con preparación, armas y sirviendo de retaguardia para los heridos: montoneros argentinos y tupamaros uruguayos, sandinistas nicaragüenses y farabundistas salvadoreños; altos dirigentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombianas (FARC) pasaron por la isla.

Pero al desplomarse el bloque comunista, Cuba se encontró sin los cuantiosos subsidios soviéticos de los cuales su economía en gran medida dependía, y el gobierno de Castro consideró que la lucha armada ya no era el instrumento clave para obtener el poder.

Los apoyos ideológicos o militares a los países de la región fueron sustituidos por médicos, entrenadores y especialistas cubanos enviados a lugares como Bolivia, Paraguay y hasta Venezuela para desarrollar programas sociales.

Actualmente Cuba cuenta con más aceptación a nivel regional: tiene aliados ideológicos en el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega y en fechas recientes, varios líderes latinoamericanos reunidos en una cumbre en Brasil expresaron su rechazo al embargo estadounidense y elogiaron la asistencia del presidente Raúl Castro.

En el primer trimestre del 2009 se esperan las visitas a La Habana del ecuatoriano Correa; la argentina Cristina Fernández; la chilena Michelle Bachelet y hasta el coservador Felipe Calderón.

Pero ninguna fuerza política del continente, ni la más cercana a la isla se atrevería a repetir un proceso como el cubano, hijo de un singular momento histórico.

"En América Latina nadie reconstruiría, si llegase al poder desde las izquierdas, el modelo cubano... Imitar modelos fue y es un gran error y eso lo reconocieron los propios cubanos", opinó el senador colombiano Gustavo Petro, del opositor partido Polo Democrático y ex miembro del ya pacificado grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19).

López Maya, la analista venezolana, destaca que "afortunadamente eso (la admiración hacia la revolución cubana) se ha superado en una buena parte de la izquierda latinoamericana hoy... pocos creen en la necesidad de un modelo socialista autoritario, un estado controlado por un partido y a la cabeza de eso un caudillo".

"Lo curioso, lo llamativo es que el impacto todavía exista... creo que son pequeños grupos un poco románticos los que todavía pueden voltear a ver a Cuba como un símbolo ... pero los problemas económicos tan serios de la isla hacen muy difícil que sea visto como un modelo atractivo", consideró la analista y profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Olga Pellicer.

De cualquier modo, lo cierto es que la revolución cubana dejó una huella indeleble en Latinoamérica.

"Además de una épica de los acontecimientos, un drama histórico con protagonistas y antagonistas, la revolución cubana ha representado una profunda transformación del orden y las relaciones sociales, las mentalidades y las conductas de las personas", sintetizó en su editorial la revista cubana "Temas" en una edición dedicada al 50 aniversario del triunfo guerrillero.

Contribuyeron a este reportaje los corresponsales de AP Vivian Sequera en Bogotá, Jorge Rueda en Caracas, E. Eduardo Castillo en México.

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Sobre el anquilosamiento nuestras elites

A continuación incluyo un artículo publicado ayer por El Nuevo Herald donde el autor Andrés Reynaldo explora entre otras cosas cómo se anquilosa el pensamiento de las elites, fénomeno tristemente común en América Hispana, como el propio autor reconoce, aunque con el tan desdichado como generalizado término "América Latina".

La huella del viajero
ANDRES REYNALDO

Cuando el escritor trinitario Vidiadhar Surajprasad Naipaul recibió el Premio Nobel de Literatura del 2001, dijo que era un extraordinario tributo tanto a Inglaterra, su hogar, como a la India, el hogar de sus ancestros. ¿Y la república de Trinidad y Tobago? ¿Así que a la hora de su consagración ante el mundo le estaba dando el esquinazo a la patria? ¿Era posible, e incluso moral, que este insigne escritor incurriera en el pecado de ningunear a la tierra que lo vio nacer?

La respuesta de Naipaul va implícita en su obra. Su patria le había dado muy poco, en caso de que no hubiera sido un obstáculo. Acaso el mayor de los obstáculos. La relación del individuo con la nación se define por la lengua, la raza, la cultura y la pertenencia a un territorio. Nadie, en el fondo, puede dejar de ser trinitario o tailandés. Por mucho que se lo proponga, y aunque haya abandonado el terruño a temprana edad, le será imposible vivir de espaldas a su origen sin riesgo de neurosis. Sin embargo, las circunstancias del accidente natal (no podemos elegir donde nacer) a veces quedan muy por debajo del debido pacto de reciprocidad entre la nación y el ciudadano. Dicho con crudeza: a veces nacemos en una patria enemiga.

El nacionalismo es la más poderosa de las fuerzas políticas y culturales. A mediados del siglo XIX, las ideas nacionalistas estaban profundamente ligadas al quehacer liberal. Cincuenta años más tarde, emergen en Europa unos nacionalismos integracionistas que buscan la expansión territorial a expensas de otras naciones y pueblos. Luego, el fascismo y el comunismo convertirán el nacionalismo en una eficaz herramienta de dominio y supresión de las minorías. La acrítica complacencia del ideal nacional romántico abona el agresivo absolutismo del ideal nacional totalitario. La patria deja de ser hogar para convertirse, según convenga, en escuela o cárcel.

En el tercer mundo, el nacionalismo nutre la rebelión contra el colonialismo, así como la la afirmación de la identidad. Pero apenas se constituye el nuevo Estado, por lo general, surge una modalidad nacionalista represiva y excluyente. Aun en aquellos países donde existe un marco democrático es frecuente que el sistema educativo y, principalmente, la universidad, sean incapaces de fomentar un ambiente de científico debate sobre las particularidades nacionales. Al sacralizar la virtud del país (o del grupo de poder predominante) a pesar de sus manifiestas limitaciones, se corrompe la esfera de la inteligencia. Venga a cuento una autocomplaciente cita del cubano José Martí: ''Nuestro vino, de plátano; y si es agrio, es nuestro vino''. Ejemplo validado por la contradicción: Martí, hombre de finos gustos, sentía una persistente preferencia por el vino de Chianti.

Generaciones tras generaciones son privadas de contrastar, sin prejuicios, su particular tradición con los cánones de sus respectivas épocas. Al tomar cautela frente a un referente universal, se deja de prestar obediencia a las categorías. La catástrofe genera una mala conciencia. A la callada se comparte la sospecha de que el poeta nacional es un talento secundario y que los estilos arquitectónicos son groseramente derivativos, por decir. Pero las señas de identidad están comprometidas con el fraude. Florecen las categorías oportunistas, teñidas de un transparente sentimiento de inferioridad. Se habla, pues, del Lord Byron de Jalisco, el Versalles de Tegucigalpa y el Christian Dior de la Coruña.

Es así que acaban por formarse elites retardatarias, ensimismadas en una parroquial dimensión, cuyo único logro consiste en perpetuar la pereza especulativa y la justificación de la imperfección autóctona. Paradójicamente, en el afán de proteger su cultura frente a todo modelo superior acaban por estancarla en un nivel subsidiario. Las consecuencias de este fenómeno en las tradiciones políticas son nefastas y ahí tenemos a América Latina. Países de inagotables y múltiples recursos languidecen en la periferia del progreso debido a la mediocridad de sus elites. Sean de izquierdas o derechas, éstas coincidirán sin pestañear en obstruir cualquier avance teórico y material que cuestione una identidad nacional afincada, en buena parte, sobre estructuras compensatorias.

Nadie puede negar que la acelerada globalización de nuestros días exige un proyecto verdaderamente humanista, que salvaguarde las idiosincrasias culturales, religiosas y sociales, y sirva de valladar a la arrolladora acometida de los más brutales intereses. Una globalización del saber y la solidaridad antes que del mercado. Pero es evidente que, salvo excepciones, la protesta tercermundista contra el ímpetu globalizador se debe a la renuencia a asumir un patrón nacionalista afín con los altos valores de civilización, los derechos individuales y el imperio de la ley. En suma, un modelo que favorezca la crítica de la nacionalidad.

Seamos sinceros, hay patrias que arrojan un lastre abrumador sobre el genio, la iniciativa y la decencia de sus mejores hijos. Por supuesto, ninguno escapa sin pagar su peaje de dolor. No se huye indemne de una madre abusiva, que invoca sus prerrogativas para cortarte las alas y, si le apremia, la lengua. (Los nacionalismos totalitarios practican, como profilaxis, la castración.) Naipaul quería vivir, dicho en sus palabras, como el espectador, como el viajero por excelencia.

''Yo he surgido del fuego emancipatorio'', dijo en su juventud. "Yo quiero crearme a mí mismo. Yo quiero concebir mi propia filosofía. Yo quiero ver lo bueno y lo malo''.

En Londres, esa exaltación del yo discurrió en el espíritu de una amplia y saludable cultura, encontró su jardín, hizo comunión con sus iguales. En otros muchos lugares Naipaul pudo haber sido condenado, cuando menos, a una estéril indiferencia. Cierto, Naipaul le dio la espalda a Trinidad y Tobago para alterar radicalmente, como destaca Patrick French, la manera en que escritores y lectores perciben el mundo. Una proeza intelectual de rango universal. De paso, mire usted, se erigió en el más grande de los escritores trinitarios.

Hoja de Ruta hacia el Desatre

Mi última entrada, Día de Reyes, concluye con un chiste irreverente justificado "como un presagio simbólico de las consecuencias que conlleva para un pueblo rechazar sus tradiciones, y prácticamente literal para la España zapateril", por citarme a mí mismo textualmente.

Pues precismente en una página digital de ese país, que he citado aquí con anterioridad, minutodigital.com, leí hace un tiempo, siendo ya Zapatero Presidente y a raíz de su agenda social, un artículo que describe en modo magistral el modus operandi de elementos como Zapatero a la hora de imponerle a una población lo impensable si disparar un solo tiro, ¡y sin que ésta tan siquiera se percate de que se trata de una imposición!

La sección de Minuto Digital se llamaba A CONTRAMANO, y el autor de la columna es Miguel Ángel Loma.

La pederastia, próxima estación

La aparición de un partido político en Holanda que reivindica su legalización, y el hecho, más grave aún, de que un tribunal holandés haya considerado legítima la pretensión pederasta, marcan el disparo de salida en Europa hacia una nueva conquista del progresismo anticristiano, y nos alerta de que la legalización de la pederastia será el peldaño «evolutivo» futuro sobre el que nos toque descender.

Por ser suficientemente conocidos, en asuntos de similar escabrosa naturaleza, me atrevo a aventurar sobre los pasos que se seguirán en la estrategia: al principio nos venderán que todos los pederastas son enfermos que no pueden dominar sus impulsos, para en último momento concluir que, en realidad, se trata más bien de una nueva opción sexual, enriquecedora para mayores y menores.

Con tales pronunciamientos comenzarán a pulular por los diferentes platós televisivos, variopintos defensores de la pederastia, con algún que otro intelectual de talla (de talla progresista) avalando las tesis entre sonrisas, y calificando de intolerantes a quienes se atrevan a disentir. Se rodarán películas que nos presentarán el tema de forma amable y edulcorada, donde el pederasta es el héroe encarnado por el último actor de moda. Aparecerán extrañas estadísticas realizadas por avanzadas universidades demostrando las bondades para los menores de las relaciones sexuales, cuando éstas son «conducidas» por mayores de edad sanos, serios y responsables. Nos ofrecerán curiosos estudios sobre privilegiadas civilizaciones perdidas donde la pederastia era moneda de uso común, maravillosas y ocultas civilizaciones finalmente erradicadas por la exterminadora cultura judeo-cristiana. Resucitarán a egregios personajes históricos de demostrada pero oculta pederastia que en su tiempo constituyeron un referente moral para el progreso de la humanidad. Y hasta en la misma Biblia encontrarán velados pasajes que hay que reinterpretar.

Finalmente, cuando se considere que el patio contiene suficiente estiércol para que germine la semilla, se planteará la batalla decisiva tras la exposición a los cuatro vientos de un caso «estrella» susceptible de mover las sensibilidades populares, en donde un menor haya podido salir de una penosísima situación gracias a las atenciones y cuidados recibidos por un exquisito pederasta. (Para ese momento, obvio es decirlo, ni el pederasta ni la pederastia se denominarán así, sino que habrán adoptado otros nombres que inspiren menor rechazo).

Tras la consabida paliza mediática y propagandística, el obstáculo moral, que hoy nos parece insalvable, de la falta de juicio y madurez física y psíquica, en los niños, para prestar el libre consentimiento a este tipo de prácticas, así como el comprobado daño de las graves secuelas que tan espurias relaciones dejan en el menor que las padece, será finalmente derribado ante la indolencia generalizada de un pueblo que, mirará para otro lado, con la repetida excusa de que cada uno hace con su cuerpo lo que quiere.

lunes, 5 de enero de 2009

Día de Reyes

Mañana 6 de enero es Día de Reyes. Es tradición en Puerto Rico, donde nací y crecí, que esta noche los niños corten hierba del patio y la coloquen en una caja de zapatos, para que los camellos de los Tres Reyes Magos la coman a cambio de los juguetes que los Reyes han de dejar.

Como he explicado antes en este blog, soy también cubano por parte de mi padre, quien me cuenta que en Cuba era igual de popular la festividad, o hasta más, porque no prevalecía allí el Santa Claus –los cubanos le llamaban Santiclós– que el comercialismo estadounidense trajo a Puerto Rico. Supongo que por capricho de Fidel Castro la antigua celebración de Reyes en Cuba haya cuando menos menguado severamente, pero en Miami hay incluso una enorme Parada de Reyes todos los años.

Curiosamente, otros hispanos en Miami me cuentan que en sus países suele prevalecer el Niño Jesús como portador de regalos el 25 de diciembre, en lugar de los Reyes Magos el 6 de enero. Sin embargo el legendario consumismo venezolano ha aupado a Santa Claus, a quien en cambio Hugo Chávez declaró la guerra hace unos años, no por cristiano, porque Chávez también lo es –un católico a menudo autoproclamado pero irreverente, que alega estar convirtiendo al ateo Fidel–, sino por gringo.

El arbolito de Navidad también cayó en la redada chavista, mientras que en Cuba se ha popularizado desde que Fidel levantase la restricción de celebrar Navidad, por pedido del Papa Juan Pablo II en su visita a Cuba. Más recientemente Fidel y Raúl han propiciado la edificación de una iglesia ortodoxa rusa en plena Habana Vieja. Quizá es un modo de comenzar a reparar sin dar el brazo a torcer el terrible daño que infligieran al pueblo cubano al perseguir la devoción cristiana, daño del cual parecen estarse dando cuenta al ver lo malandro, antisocial e improductivo que ha resultado el "Hombre Nuevo" socialista que soñaba aquel gatillo alegre llamado Che Guevara. Igual que en mi entrada "Cita a propósito de efemérides y del individualismo hispánico", del 1 de mayo de 2008, cito una canción de la banda española Mecano, esta vez a propósito de la invasión china comunista al Tíbet y de la persecución religiosa en general:

Como hojas los estrellas rojas
Cayeron sobre el valle de Lhasa
A liberar al pueblo de su religión

En nombre del progreso y de la revolución
Quemaron tradiciones y pisaron el honor

A propósito de españoles, y volviendo a los Reyes, quizá en Cuba y Puerto Rico la fiesta es más popular que en otras partes de América Hispana porque estas dos islas permanecieron con España casi un siglo más después de la emancipación del continente americano, y fue durante ese siglo, el XIX, que la fiesta se afianzó en España.

Quisiera terminar con un chiste que me contara hace años, ya nonagenario, un castellano muy recto y querido. El chiste es irreverente, pero hoy lo veo como un presagio simbólico de las consecuencias que conlleva para un pueblo rechazar sus tradiciones, y prácticamente literal para la España zapateril:

Una mañana de Reyes durante la Guerra Civil Española, en una plaza pública en la zona ocupada por el bando republicano, varios niños conversaban con entusiasmo:

¿Qué te han traído los Reyes?

¡A mí un trompo!

¡A mí un trencito!

Etcétera. A uno se le ocurrió preguntar a un miliciano comunista que montaba guardia cerca de ellos qué le habían traído los Reyes:

¡Qué Reyes ni Reyes, los Reyes no existen! respondió el miliciano.

Lo que pasa es que estás molesto porque te han traído poca cosa. A ver, ¿qué te han traído? dijo el niño.

¡Una polla!* respondió el miliciano, y el niño contestó:

Pues ¿quién te manda a poner el culo entre los zapatos?*

* El término que utilizó el miliciano es una obscenidad con que los españoles se refieren al órgano masculino, pero en este caso no es más que un modo soez y enfático de decir “nada”, tal como decir “un carajo”, que también se refiere en origen al órgano masculino. En cambio el niño tomó el término literalmente, y lo vinculó con la tradición de que los niños colocasen sus zapatos para que los Reyes insertasen allí los regalos.

jueves, 1 de enero de 2009

2009: Año Clave

Creo que hoy no es un 1 de enero cualquiera.

Para empezar, este año se cumplen dos siglos del inicio del proceso de emancipación política de América Hispana frente a España, cuyo desenlace, según consigna el artículo de mi reciente entrada «A un año del "¿Porqué no te callas?": "Los bicentenarios y España"», se comenzará a celebrar en 2010. De esos 200 años, la última cuarta parte, 50 años exactamente hoy 1 de enero, han visto la implantación y paulatina descomposición en Cuba del comunismo, un modelo político y económico que por su propia naturaleza es contrario a la tradición cultural de América Hispana y a cualquier otra. Sin embargo, Cuba comunista y sus artífices principales y emblemáticos, Fidel Castro y Che Guevara, han sido objeto de gran admiración y apoyo por amplios sectores de la población de nuestra América a lo largo de este medio siglo.

Esto se debe a que millones de hispanos están concientes o al menos tienen la intuición de que el orden que ha imperado en nuestro continente desde la Independencia está configurado en beneficio de pequeñas elites “blancas” a menudo racistas, apoyadas por sus socios comerciales de Europa y EE.UU., que se dedican a explotar los recursos naturales y humanos del continente para beneficio propio y de los extranjeros. Esta explotación también ocurría bajo España, con la diferencia de que entonces el beneficiario directo era la propia España y no otras potencias, y la autoridad Real limitaba la venalidad de las elites locales, que en cambio han tenido rienda suelta una vez quebrada dicha autoridad. Pero desde la posición de aquellos explotados, la diferencia es irrelevante. Por eso cuando Fidel y el Che derrocaron a esas elites en Cuba, expulsaron de allí a los intereses extranjeros tradicionales (que cambiaron por intereses soviéticos), y se comprometieron a hacer lo mismo en el resto de América Hispana, prometiendo implantar regímenes justos, a millones de hispanos no les importó el precio de romper con nuestras tradiciones, porque son tradiciones que han estado tristemente viculadas con la opresión.

Cincuenta años después muchos de los hispanos que fueran atraídos por los cantos de sirena de la Revolución Cubana y su actividad subversiva en América saben que el remedio fue peor que la enfermedad, dado que Cuba hoy es un gran presidio paupérrimo donde hay que restringir la salida de ciudadanos al exterior para que la isla no experimente una merma considerable de su población, y donde los extranjeros van a parajes vedados a los propios lugareños, o a relacionarse con algunas lugareñas (o lugareños) dispuestas a cualquier actividad a cambio de algunos dólares o bienes básicos de consumo. Y sin embargo la Cuba revolucionaria con sus símbolos es fuente de inspiración y aliada de nuevos regímenes de izquierda electos en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Honduras y Nicaragua. Estos regímenes hasta ahora han sido mucho menos malignos para sus poblaciones que el cubano, a la vez que han intentado romper con la tradicional dependencia de EE.UU., como también con el racismo, y trabajan para integrarse en un mismo bloque. Con todo y las inmensas imperfecciones de estos regímenes, su aparación en los últimos diez años le lava la cara al rancio estalinismo cubano: Al cabo medio siglo, el balance de la Revolución Cubana es que ha sacrificado económica y espiritualmente a un pueblo completo que es el cubano, sin que ese pueblo o sus dirigentes así lo escogieran, para mantener viva en América la llama de la resistencia al orden ya bicentenario de exclusión interna y subordinación al exterior. El socialismo tradicional no es la manera correcta articular dicha resistencia, pero la resistencia en sí, y su búsqueda de un cambio, es completamente legítima y necesaria.

El que llamo orden bicentenario, como también la deserción de Cuba del mismo, deben ser temas existenciales para los hispanos, pero también son aspectos, a la vez periféricos y centrales, de la historia universal moderna. Como he escrito antes, cuando los españoles se toparon con América hace más de cinco siglos, iniciaron un proceso global en el cual la papa y los metales americanos, como también la produccion allí de azucar y luego algodón con mano de obra esclava del África negra, estimularon económicamente a una Europa que acabaría dominando al resto del mundo, a la vez que otros europeos además de los españoles se vieron atraídos a asentarse en América, dando pie al crecimiento de los EE.UU. El dominio europeo comenzó a resquebrajarse tras la Primera Guerra Mundial, por la sangría económica que ésta supuso para Europa, y fue eventualmente sucedido por un dominio informal por parte de EE.UU. Pero también durante el siglo XX otras zonas del mundo como por ejemplo la India y la China recuperaron el control de sus asuntos, por lo cual era cuestión de tiempo para que la hegemonía de EE.UU. se viera amenazada.

Ese momento ha llegado. Ya venía cocinándose, pero en 2008 se volvió patente. Fue otro año de impotencia de EE.UU. en Iraq, y uno de resurgimiento de los talibán en Afganistán (“talibán” es un plural en la lengua paxto, que significa “estudiantes”), como también de Rusia como potencia internacional. Luego vino el desastre financiero de EE.UU., y China, India y Brasil comenzaron a brillar más (ver la entrada de Pedro de ayer, Lo mejor del año). Finalmente, el electorado estadounidense se decantó por el hijo de un africano negro y musulmán renegado como próximo presidente de EE.UU., Barack Obama.

Ese hombre es hijo del continente que junto con América Hispana más ha sufrido la expansión europea y estadounidense de los últimos quinientos años, y en el 2009 presidirá a unos EE.UU. empantanados militar y económicamente, mientras que “BRIC” (Brasil, Rusia, India, China) descollan. Aunque los EE.UU. sigan siendo importantes, el 2009 quizá sirva de referencia a historiadores futuros que busquen ubicar el “Ascenso del Tercer Mundo”, después de quinientos años de retirada.

La retirada se aceleró durante los últimos doscientos años, con la industrialización de Europa y EE.UU., e incluyó a América Hispana, que antes había sido la porción ultramarina de una monarquía europea, la española. Ese pasado hace de América Hispana la única zona del llamado Tercer Mundo cuya tradición no es claramente ajena a Occidente, y es este hecho el que ha impedido la insubordinación de sus dirigentes a los intereses occidentales, necesaria para la expansión que China e India han experimentado a una generación de Nehru y Mao.

La respuesta a este problema no es que América Hispana rechace su veta occidental, sino que la reencuentre, pero en la víspera de su “Independencia”, cuando comenzó a perder el camino hace ya exactamente doscientos años.