Ciertamente casi todos los paises mas o menos serios han mantenido algún interés, aunque sea solo pro-forma, en monitorear el fenómeno. En años recientes algunos de ellos (Brasil, Canadá, Dinamarca y las mismas Francia y Gran Bretaña, entre otros) han declasificado muchos de los datos que han ido recabando durante las últimas seis décadas. De esos datos se puede concluir una cosa: el misterio existe y persiste pero, si vamos a ser rigurosos, poco mas de puede agregar con los datos disponibles. Así que, contrario a lo que puedan decir algunos propagandistas del status quo, aun hay espacio para investigar.
Quizás como parte de esta tentativa tendencia hacia una mayor transparencia, el gobierno chileno recientemente ha decidido reactivar dentro de su Direccion de Civil Aeronautica (DGAC) una oficina para investigar el tema, el Comité para el Estudio de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA). Una nota al respecto se puede leer aqui.
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