miércoles, 10 de febrero de 2010

El lío español

Durante los últimos quince o veinte años la España post-franquista le ha parecido a muchos hispanoamericanos un ejemplo perfecto a seguir. Un pionero que descubrió y exploró el camino para llegar a la modernidad. Bueno, la crisis económica global ha dejado al descubierto los defectos e imperfecciones del parangón. Lejos de ser un milagro económico, España se revela como una economía Potemkin, mal construida a base de cemento barato y argamasa. Con un gobierno mas interesado en mantener sus descabelladas crusadas progresistas que en sacar el país del atolladero en que se encuentra. Con una oposición, dizque de derecha, incompetente y sin proyecto de futuro. Con una juventud que parece estar mas interesada en el botellón y en los ritmos calientes que en cualquier otra cosa mas seria. Para decirlo mas tajantemente: En estos momentos España parecer combinar muchos de los vicios y defectos del típico país "avanzado" europeo con la improvisación y la mala gestión económicas que caracterizan al Tercer Mundo.

El Laureado Nobel Paul Krugman, quien tiene afinidades progresistas y por lo tanto es de esperar que le "tire la toalla" a a un contertulio como Rodríguez Zapatero, le achaca aqui y aqui la mayor parte de la culpa al euro. Y tiene razón en que el euro no ha resultado ser la brillante idea que parecía. Pero uno tiene que cuestionarse las premisas que han llevado a las clases políticas europeas y españolas a adoptar con tanto fanatismo el "ideal europeo" sin remedar en las tremendas diferencias sociales y económicas de los paises del continente. El resultado se ve a simple vista: Una región rica y con altos estándares de vida pero tan internamente desunida e incoherente que sufre de cero importancia geopolítica y de un mínimo poder de convocatoria en la arena internacional. Así que en realidad España sufre ahora, mas que por las carencias técnicas de la unión monetaria, por la miopía estratégica de sus gobernantes y la complacencia de sus ciudadanos.

Mientras mas cambian las cosas mas se quedan igual.

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