Ese particular y detestable pasatiempo gringo que consiste en entrar en un lugar público cualquiera para entonces comenzar a disparar a mansalva contra los traseuntes inocentes requiere, casi a gritos, una respuesta. Aunque esta sea solamente un débil intento de explicar por qué suceden eventos tan desastrosos y perturbadores.
Esa necesidad de dar respuestas domina incluso a comentadores y observadores de temas militares y estratégicos. Un buen ejemplo de sus reflexiones y especulaciones es el siguiente comentario, Mass Murder and the Decline of the State, en el blog Defense and the National Interest. Este blog (al igual que otros como Global Guerrillas) trata usualmente el tema de la relativa decadencia de la nación-estado creada a partir del Tratado de Westfalia y de las posibles formas que el conflicto armado tomaría como consecuencia de esa decadencia. Escritores como William Lind han querido teorizar que la guerra "estado-centrica" produjo tres generaciones o estilos de guerra altamente centralizados y que las próximas generaciones serán mucho mas decentralizadas y confusas. En la cuarta generación, por ejemplo, veriamos a organizaciones extra-estatales librar guerras no solo contra sus pares, sino también contra los gobiernos de naciones-estados. Si especulamos un poco mas (o quizás mucho mas) llegamos a la guerra de quinta generación. En esta son individuos potenciados por los avances en la comunicaciones, tecnología, etc., los que hacen la guerra al estado. Hezbollah y las FARC serían buenos ejemplos de la cuarta generación. Para un ejemplo de la quinta generación probablemente tendriamos que imaginarnos a un terrible híbrido de Unabomber, Batman y Usama bin Laden actuando en solitario a cuenta de alguna u otra excusa política o social colectivamente reconocida.
Al parecer algunos observadores han querido ver en el fenómeno del pistolero demente un ejemplo, no de guerra de cuarta generación, sino de guerra de quinta generación. El autor del artículo contesta esas especulaciones y en cierta modo las refuta. Lo que no es difícil, dado el leve tono de histeria y de hipérbole que uno siempre percibe en los escritos de estos comentadores. Ciertamente la ausencia de un objetivo político reconocido (y la presencia constatada de alguna anomalía psicológica o psiquiática) elimina totalmente la necesidad de discutir las acciones de estos infelices desde el punto de vista militar.
Pero lo que es realmente interesante en el artículo es el comentario del autor sobre la pérdida de las virtudes viriles, por llamarles de algún modo, en las sociedades occidentales contemporáneas. En estas el individuo es castrado, convertido en una víctima incapaz de defenderse a si misma y a su gente, atado a una constante dependencia en un estado entremetido pero incompetente. ¿ Su misión en la vida, su obligación para con el prójimo ? Consumir, consumir y consumir. Así lo resumió alguien luego del fatídico 11 de septiembre al instar al público a gastar su dinero en los centros comerciales, su trinchera en la lucha anti-terrorista. No es de extrañar que un pueblo adoctrinado de esa manera caiga como ovejas, incapaces de defenderse mientras esperan que los "profesionales" de la ley y el orden los defiendan de un infeliz inadaptado. Asi no se crea ni se defiende una gran civilización que merezca ese mote. Pero nos tenemos que preguntar ¿ Es esta una gran civilización ?
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