martes, 22 de septiembre de 2009

De Peoria a Kabul

Que en los EE.UU. hay hoy en día un profundísimo malestar es cosa de común conocimiento. Y aunque comentaristas de extrema derech como Rush Limbaugh parecieron llevar la delantera a la hora de explotar ese desencanto popular, en las últimas semanas ha sido otro quien se ha erigido como improvisado líder de las masas iracundas. Glenn Beck, un comentarista radial y televisivo dado al melodrama y al histrionismo, es quien mejor ha sabido usar y guiar esos peligrosos sentimientos populistas. Este artículo en el New York Times ofrece un buena descripción del clima de descontento, el rol que Beck ha estado jugando y el peligro que desafortunadamente todo esto conlleva para la sociedad estadounidense.

Por otra parte, la revista online TomDispatch.com publica este artículo de Ann Jones, una reportera/activista que ha pasado mucho tiempo es ese caldero de desaguisados que es Afganistán. Jones no le ve mucho futuro (y ni siquiera mucho presente) al ejército y policia de Afganistán. Dada su ausencia, y Jones magistralmente explica como ambos cuerpos parecen ser invisibles (por no decir inexistentes), uno tiene que sentir profundas dudas sobre la viabilidad de lo que pasa por ser la estrategia de Occidente para el atribulado país centro-asiático. Relatos como el de Jones solo abonan a la certeza que los EE.UU. y sus aliados de la OTAN se dirigen a sufrir un descalabro épico en Afganistán. Tal desastre tendría consecuencias monumentales para el ya denostado liderato occidental. El viejo consejo anglosajón, "Cut your losses and run", pocas veces ha sido mas atinado.

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