domingo, 18 de octubre de 2009

El paro nacional, resultados

El paro nacional del 15 de octubre vino y se fue. Con total calma y sin incidentes altisonantes que deben reseñarse. Sus organizadores pudieron reunir mas de 50,000 pero menos de 100,000 personas y no meramente 12,000 como el gobierno quiso pretender. Los manifestantes paralizaron las actividades en la Milla de Oro, el centro financiero del País. Consiguieron cerrar por un día el templo del consumo de los puertorriqueños, el mega-centro comercial Plaza las Américas. Cerraron la Universidad de Puerto Rico y buena parte del sistema de educación pública. Y le enviaron un mensaje contundente a la Administración Fortuño. ¿ Ahora que ?

Para empezar los manifestantes tienen que aceptar que los despidos en masa son un fait accompli. La Administración no va a dar marcha atrás. Ha invertido demasiado capital político en ellos como para dejarlos sin efecto ahora y perder la credibilidad que aun pueda tener. No, la mayoría de los cesanteados se quedarán sin empleo una vez entren en vigencia los despidos. Que hacer con toda esta gente y como evitar que su desempleo tenga consecuencias nefastas para la economía de la Isla son problemas que hay que enfrentar de manera realista. Lo que no se ha hecho hasta ahora. Pero ese es un problema oara todo el País. Los organizadores del paro, que claramente quieren convertirse en líderes de un movimiento de resistencia a la Administración Fortuño, tienen el problema adicional de como darle continuidad a los eventos del pasado jueves y como mantener el momentum que generaron con ellos. No sé si tengan la constancia, la unidad de propósito, la visión, necesarias. Dudo que tengan el temple que requeriría llevar, por ejemplo, una huelga nacional de duración indefinida hasta sus últimas consecuencias.

Pero no hay por qué preocuparse. Algo bueno puede surgir de todo este episodio de destrucción creativa. Y habla en serio. Ciertamente muchas agencias, instrumentalidades ineficaces y reglas inservibles van a desaparecer. Quien suceda a Fortuño no tendrá que preocuparse por ellas cuando sea necesario reformar el gobierno del País.

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