La posibilidad de secesión se ha convertido en un tema popular en los EE.UU. El tema incluso ha llegado a las páginas de ese conservador bastión del mundo financiero, el Wall Street Journal, en un artículo titulado Divide We Stand.
Como es de esperar, Texas, esa manzana de la discordia entre anglos e hispanos, es el líder y pararrayos en la discusión. Pero no es el único estado en donde han aflorado sentimientos secesionistas. Hawaii siempre ha tenido un movimiento independentista e indigenista que quizás sea el mas justificado de todos dada la triste historia de ocupación y enajenación que sufrieron los hawaiianos nativos. El de Alaska podría ser uno de los que mas sentido económico tenga en vista de las riquezas minerales de su territorio. Otros, como el de Vermont, parecen no superar su condición de movimientos cuasi-folclóricos y nostálgicos. Mas interesantes son propuestas de secesión y reorganización regionales como la de Cascadia en el Pacífico Noroeste y la de Cali-Baja entre California y México.
En estos momentos la posibilidad de que los EE.UU. se fragmente es aun remota pero me temo que con las recientes declaraciones pro-secesión del gobernador republicano de Texas y la subsiguiente discusión pública, ejemplificada por el mentado artículo del Wall Street Journal, marcan un hito psicológico pequeño pero no por eso insignificante. A lo largo del siglo XX en los EE.UU. siempre ha habido movimientos e individuos secesionistas pero usualmente habitaban la periferia política, el "lunatic fringe". Ahora, quizás por un breve momento, alcanzaron cierto protagonismo a nivel nacional. Seguramente volverán a sus antros usuales, pero lo harán luego de haber abonado el terreno. Si la semilla germina o no es es ya un asunto que habrá que ver.
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