Dos cosas noticias recientes me han llevado a reparar tal omisión. La primera fue la espectacular cornada que José Tomás, una de la grandes figuras del toreo en estos momentos, recibió del parte del toro Navegante en la plaza de Aguascalientes, México. La cornada fue gravísima y el matador por poco se deja la vida en la enfermería de la plaza. Un recordatorio de que todavía hoy en día, a pesar de los avances médicos y quirúrgicos, la fiesta retiene mucho de su carácter de tragedia latente. Esto no es un deporte, es una alegoria. Una forma de ver la vida y la muerte y de percibir de manera concentrada la brutalidad, el arte e incluso el hastío que son partes de ellas.
La segunda noticia es esta entrevista que el otro mandón del toreo, El Juli, le concedió al diario ABC. En ella El Juli comenta algo que desde hace algún tiempo resulta incómodamente obvio a quien siga la programación de TVE: el prejuicio anti-taurino que se aprecia en esta desde la llegada de Rodríguez Zapatero al poder en España. No dudo que hay factores como la negociación de derechos de transmisión y otros temas leguleyos como ese que tiene algún peso en la ausencia de programación taurina en TVE. Pero tampoco dudo que el interés de la actual gerencia para solventar esos problemas sea mínimo. O, peor aun, que realmente haya alguna agenda anti-taurina por ser la fiesta "poco" progresista. Si, porque me temo que el bienestar del animal es algo que le importa poco a muchos de los promotores anti-taurinos. No me extrañaría que su afán sea esencialmente político: igualar a España en todo lo posible a la visión que tienen de lo que un país europeo de vanguardia debe ser. Con todas sus disfuncionalidades y patologías. Y en la España zapateril están dispuestos a todo con tal de lograrlo y poner patas arriba el país.
Eventualmente, como es casi ley de vida, la fiesta desaparecerá o se transformará (como hacia donde las competencias de recortes parecen apuntar). Eso hay que entenderlo y aceptarlo. Pero que tal evolución ocurra por razones orgánicas y porque los aficionados genuinamente hayan pasado por un cambio de conciencia. No porque algún grupo de revoltosos anti-España, y anti-hispanidad, logren imponer su parecer como lo han podido hacer en años recientes en tantas otras áreas de la sociedad española.
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