Rompo el silencio de los últimos tres meses, y comienzo este año 2011 (que espero sea mejor que el pasado 2010), mencionando la reciente iniciativa del gobierno de Honduras para habilitar la creación de lo que llama "ciudades modelos". Estas no serian otra cosa que las "charter cities" de la que hablé en una pasada entrada y que el profesor de la Universidad de Stanford Paul Romer ha ideado como una manera de obviar las pésimas reglas que, según el, son uno de los principales obstáculos para el desarrollo del llamado Tercer Mundo.
La solución que Romer propone a este problema de las malas reglas es su concepto de "charter city", una especie de ciudad-estado autónoma que operaría con la venia del país anfitrión pero siguiendo un conjunto de leyes y reglamentos propios diseñado para alentar y maximizar el desarrollo. El concepto está basado en la ciudad de Hong Kong y en las zonas administrativas especiales que han sido el motor del desarollo de China en los últimos treinta años. Huelga decir, que la idea, aunque innovadora y audaz, también ha encontrado críticos que la consideran una forma de neo-colonialismo y un ataque velado a la soberanía de los paises anfitriones. Mi opinión es que muchas de las jurisdicciones a las que va dirigido el concepto son casos perdidos bajo sus actuales circumstancias y que medidas extremas y novedosas como la de las "charter cities" se requieren si queremos garantizar la dignidad y el bienestar de sus habitantes, y no de sus pequeñas y incompetentes oligarquías locales.
Honduras claramente cae en esta categoria y por ello resulta tan interesante ver que su controversial gobierno (recordemos que fue electo luego del golpe de estado que derrocó al pintoresco pero ineficaz José Manuel Zelaya, el hombre del bigote) busca fundar las primeras "charter cities". La legislación que habilitaría su creación de las ciudades modelo, también llamadas "Regiones Especiales de Desarrollo" (RED), ha sido redactada con la asistencia de Romer y su equipo de trabajo. A ver que tal les sale la puesta en práctica de sus ideas. Honduras podría muy bien señalar el camino hacia un futuro en el cual la ciudad recupere la primacía que periódicamente ha gozado y en el cual la nación-estado decimonónica pierda relevancia. O muy bien podría mostrar que la idea de Romer es solo otro fallido modelo de desarrollo engendrado por occidentales bien intencionados pero poco avezados en el funcionamiento práctica del mundo fuera de su entorno immediato. Estaremos muy pendientes de los resultados de este experimento.
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