jueves, 8 de mayo de 2008

Piratas, contrabandistas y acreedores

Rick Falkvinge, el sueco fundador del "Partido Pirata", una pequeña organización política europea cuya agenda gira casi exclusivamente en torno a la oposición a las actual normativa sobre la propiedad intelectual, ha publicado este esclarecedor comentario, titulado Why the US is collapsing, en su blog. En el Falkvinge presenta una convincente exposición del vínculo entre la decadencia industrial y financiera de los EE.UU. y la histérica enaltación de la propiedad intelectual y los derechos de autor como una manera de apuntalar y defender el deshilachado aparato financiero internacional.

Los rasgos cuasi-mercantilistas del actual campo de la propiedad intelectual me hacen recordar la situación en que se encontraba Puerto Rico en el lejano siglo XVII. En aquel entonces el país, una isla de la mano de Dios, estaba obligada por ley a comerciar unicamente con los comerciantes sevillanos que protegían su monopolio celosamente. Desafortunadamente estos sevillanos podrán haber sido muy duchos para la intriga política y cortesana pero para el comercio no lo eran tanto. Su rapacidad monopolizadora mantenía a Puerto Rico totalmente desprovisto de los bienes y productos que sus habitantes necesitaban. Ante esta situación los puertorriqueños (y hasta funcionarios de la Corona como los gobernadores nombrados desde Madrid) hacían lo único sensato: se dedicaban al contrabando e intercambiaban con franceses, holandeses e ingleses los cueros y jenjibre que producía la isla a cambio de los productos que en esta faltaban. Escuchar música bajada de la red "irregularmente" podrá no ser una necesidad como la que tenían los puertorriqueños de hace cuatrocientos años, pero las leyes que sustentan el monopolio fascistoide de la industria de la cultura y el entretenimiento son tan abusivas y contraproducentes como las que protegían a los comerciantes sevillanos. Y todos sabemos lo mal que terminaron los sevillanos, y con ellos España.

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