Es un lugar común comparar a los EE.UU. con Roma. Tanto sus apologetas como sus detractores lo hacen con demasiada frecuencia. Yo, por mi parte, siempre he pensado que una comparación mas fidedigna sería con la Atenas del período clásico (siglo V antes de Cristo). Por ejemplo, democracia muy imperfecta sería un buen calificativo para describir los sistemas socio-políticos de ambas. La americana, como la ateniense, es una sociedad increiblemente adicta al litigio. Atenas, como los EE.UU., fue una potencia esencialmente marítima y naval.
Todo esto podrá parecer una verdad de Perogrullo pero no por eso deja de ser interesante. Y es que hay otros paralelos. Por ejemplo, Atenas dependía, casi a un nivel existencial, de un "commodity" obtenido en tierras lejanas (el trigo que compraba o extorsionaba a las colonias griegas en la costa sur de Rusia y la Crimea). De los EE.UU. y su adictiva dependencia al petroleo del Medio Oriente no hay que hablar, demasiado se ha dicho ya. Aqui nos bastará con señalar el punto de convergencia.
Pero quizás el paralelo mas interesante sea la obsesión de ambos con intervenir por doquier (casi sin ton ni son). Practicamente como si la capacidad para inmiscuirse en los asunto del prójimo convirtiese en obligación el asi hacerlo. Para Atenas los resultados fueron productivos a corto y mediano plazo. Fue la riqueza expropiada a sus aliados lo que en gran medida sufragó la "Edad Dorada" de Pericles. En un paréntesis, a mi, a título personal, ni Pericles ni su EdadDorada me impresionan demasiado. Sin embargo esa es meramente mi personalísima opinión. Pero con o sin Edad Dorada, a largo plazo la intoxicación imperialista de Atenas fue su ruina. Le ganó la antipatía de Esparta, desató una guerra pan-helénica que dió al traste con el admirable sistema de ciudades-estado y la llevó a aventuras extranjeras (como la Expedición a Sicilia) que agotaron sus recursos militares y financieros. La aventura terminó con Atenas convertida en una especie de ciudad universitaria bajo el control del hegemón de turno. Lo que quizás no haya sido un mal destino, gozar de tranquilidad y quietud para dedicarse a asuntos intelectuales y filosóficos. Pero si era muy diferente aeso de ser un "mover and shaker", un titán del Mediterraneo.
Ese es un destino que dificilmente le espera a los EE.UU. Su tamaño mas o menos le asegura que una vez sus transgresiónes estratégicas le pasen factura se convertirá en un "has been" (¿ una Francia a gran escala ?), se fragmentará (si de facto o de jure es algo que no viene al caso en este momento) o se convertirá en un gigantesco pero vulnerable mercado abierto a la depredación foránea. Ya hoy en día vemos algunos claros síntomas de esta última posibilidad. Hay que ver si el liderato estadounidense (tanto el electo como el permanente) tiene la lucidez y la honradez para evitar ese destino y si los ciudadanos del país encuentran en su fuero interno el vigor para superar el estupor narcotizante que los domina y que ha contribuido a esa situación.
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