La idea de importar una solución monárquica para resolver el espinoso dilema que será la transición cubana sí tiene algún merito aunque a primera vista parezca descabellada. De hecho, a Puerto Rico también le sería aun mas conveniente, aunque esa es una discusión que es mejor dejar para otro momento. Pero tristemente este mérito no es suficiente para superar los obstáculos en su camino. Por ejemplo, no creo que la familia real española tenga suficientes miembros aptos como para "regalarle" uno a Cuba. Ciertamente el Principe Felipe no va a mudarse a La Habana y sus hermanas no parecen tener el potencial de jefe de estado que el ha mostrado. Quizás en el futuro lejano alguno de los nietos del actual Rey Juan Carlos muestren tener la capacidad y el interés suficientes para embarcarse en semejante aventura, pero por ahora no parecer haber candidato viable entre los Borbones españoles. Dentro de toda esta especulación lo mas factible sería una "solución Andorra" modificada mediante la cual Cuba se mantenga como una república independiente pero con el Rey de España como jefe de estado.
Supongo que algo se tendrá que decir de la "dignidad" del pueblo cubano, de su independencia, de la gesta libertadora de las Américas y toda ese credo decimonónico. Francamente, yo creo que muchos cubanos, como muchos otros hispano-americanos, no tendrían problema alguno en mandar al infierno a toda esa mitología, a sus proceres de juegos floridos y a sus gestas de operata, a cambio de una fórmula como la que discutimos. La anexión a los EE.UU. tampoco les caería mal del todo. Y no se les puede culpar. Dos siglos de errores, promesas rotas y falsas esperanzas le rompen el corazón a cualquiera.
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