Este es el principio del fin, dijo Barack Obama al firmar el mega-paquete de estimulo el pasado día martes. Espero que sea el principio del fin de la crisis (aunque no lo creo) y no, como a veces parece, el principio del fin de ese país. Contingencia que, al paso que van las cosas, muy bien podria ocurrir.
Sí gente, la cosa es grave y los habitantes del norte revuelto y brutal parecen no entenderlo aun. Creo que muchos de ellos, especialmente los miembros de esos estamentos afincados (tanto literal como figurativamente) en Washington y sus alrededores, no se atreven todavía a admitirlo. Prefieren pensar que el descalabro actual es solo una recesión mas, que el poder militar de los EE.UU. es omnímodo y permanente que los cambios en el sistema internacional son fantasías de pensadores izquierdistas o de coroneles sub-empleados en el Pentagono. Pero no, el reto es real y severo y no se va a resolver con 800 millardos de dolares. Va a requerir re-pensar y re-imaginar esa sociedad y los principios sobre los que se ha sostenido durante los últimos cuarenta años. Va a requerir despedirse de Gordon Gekko y de Jack Bauer. Va a requerir ser un poco mas como Pat Buchanan y mucho menos como Billy Kristol o Ann Coulter. Va a requerir abandoner la banalidad y excesos de los "baby boomers" para recordar la frugalidad y resistencia de sus padres y abuelos. Si los americanos hacen todo esto, y mas, quizás salgan adelante y puedan volver a ser un miembro útil y estimado de la comunidad de naciones. En otras palabras, podrían gozar de un segundo aire. Sin que esto, de manera alguna, se entienda como un segunda oportunidad para atormentar al prójimo mas débil. Para eso si que no puede ni debe haber segundas oportunidades.
Antes de terminar les dejo estos dos enlaces. El primero lleva a un artículo del New York Times sobre la crisis fiscal en California, verdadero escaparate del "American Dream". Disculpen el cliché, pero ese sueño sí que se ha convertido en una pesadilla.
El segundo artículo es del Financial Times y trata sobre ese guru caido, ese profeta desenmascarado, ese arquitecto del desastre, Alan Greenspan. ¡ Que viejo mas feo !
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