La revista Wired ha publicado un interesante artículo sobre los "quants", los peritos en matemáticas, estadísticas y obsesiones afines que tanto contribuyeron a la debacle financiera. En particular (y como lo presagia su título, Recipe For Disaster: The Formula That Killed Wall Street) el artículo se concentra en la fórmula matemática, la función de cópula gaussiana, que los "best and brightest" de Wall Street usaron para armar, acreditar y vender esos esos instrumentos financieros monstruosos (las obligaciones de deuda colaterizas, o CDO por sus siglas en inglés) que alimentaron la burbuja de los últimos años. Nunca un conjunto de garabatos numéricos y conceptuales ha tenido un mejor o mas descriptivo nombre. Porque la verdad es que lo que se tejió a su alrededor fue un verdadero bacanal, una orgía de fornicación financiera casi sin parangón.
La historia de la cópula gaussiana es interesante por ser un micro-cosmos de la globalización. Fue inventada por un chino que recibió su educación de post-grado en Canadá. Fue adoptada acrítica y efusivamente por Wall Street, siempre ávido de encontrar nuevas maneras de mantener la espiral de crecimiento artificial que lo sostiene. Finalmente, los productos creados con ella se vendieron por las cuatro esquinas del mundo; engatusando a noruegos, chinos y californianos por igual. Claro, muchos de esos compradores se dejaron engatusar con entusiasmo, motivados por una codicia excesiva e imprudente. Hoy la cópula ha quedado desacreditada pero los instrumentos que ayudó a crear se han enquistado en los estados de situación de medio mundo, envenenándolos con su tóxica presencia.
En cierto modo la visión de mundo que llevó a los excesos globalizadores ejemplificados por el episodio de los quants y sus fórmulas comenzó con la entrada de China al redil capitalista. Y ahora el círculo aparenta haberse cerrado porque David X. Li, el artífice de la cópula, ha vuelto a su país natal para trabajar en una empresa de capital como su jefe de control y gerencia de riesgo.
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