jueves, 19 de marzo de 2009

Galactica y el futuro hispano

Llega a su fin estos días Battlestar Galactica, una serie de ciencia-ficción americo-canadiense que verdaderamente ha roto los clichés que persiguen a ese género. Lejos de ser un escapismo vano o, como algunos otros ejemplos del género lo parecen, un sutil intento de indoctrinación, Galactica fue desde el principio un duro vistazo a las posibilidades mas extremas de la existencia humana. Guerra, genocidio, avaricia, las consecuencias del culto a la tecnología, la posibilidad de crear vida artificial (y que dignidad y respeto merece esta o no), cosas asi fueron durante cinco años parte de la trama de la serie. En algunas casos los productores llegaron, creo yo, a la exageración en aras de presentar una visión profundamente pesimista y disfuncional. Pero no importa, el resultado fue extraordinario y quizás hasta genial. Nada parecido a aquella serie "camp" de los setenta, una transparente imitación de Star Wars, con la que comparte el nombre y de la que supuestamente es un remake.

Lo que me lleva a comentar a Galactica no es querer hacerle publicidad o cantarle glorias. Ninguna de esas cosas necesita de mi parte. Lo que sí me interesa es preguntarme por qué la América Hispana produce tan pocos ejemplos de este género. La capacidad para sondear los aspectos mas esotéricos de la existencia es innegable en las artes hispanas. José Luis Borges escribió cuentos como El Aleph y Tlön, Uqbar, Orbis Tertius que son verdaderas joyas de la ficción especulativa. Del realismo mágico del "boom" latinoamericano no hay ni que hablar. Y hasta en la vida real la América Hispana es una verdadera cornucopia de incidentes anómalos que pueden proveer material suficiente para bibliotecas enteras. Sucesos políticos y sociales de terribles y espantosas características tampoco faltan. La historia misma del continente, tan abigarrada e improbable, es una especie de cuento de ficción casi único. Entonces ¿ Por qué la relativa ausencia del género en nuestras artes ?

Quizás porque los hispanos no creen tener futuro. Su presente es deprimente, su pasado también lo fue y no ven razones para pensar que el futuro será muy diferente. La idea popular, pero muy incorrecta, es que la ciencia ficción versa sobre el futuro. ¿ Para que especular sobre lo que no vale la pena ? Mejor mirarnos el ombligo y condenar por enésima vez en tonos graves y severos las desigualdes sociales, o la injusticia del imperialismo o alguno de esos temas manidos y gastados que las izquierdas ineficazmente denuncian sin resolver. Mientras, en Los Angeles, Nueva York y Tokyo (y antes en París y en Londres) la gente que sí mira hacia el futuro, aunque sea solo para hacer dinero, le dice al mundo: "Este es el provenir, es nuestro y está hecho a nuestra imagen y semejanza". Ellos crean el futuro mientras la América Hispana se tiene que conformar con diatribas revolucionarias y dogmas de segundas y terceras manos. Quizás ser conquistados por los Cylons no sea un mal destino para tales gentes. Hasta podría ser la única salida decorosa a su penosa situación.

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